lunes, 30 de junio de 2014

Entre Ríos: Habrá vigilia y radio abierta en repudio a la ley de Agroquímicos

El Foro Ecologista de Paraná convocó a la ciudadanía a una vigilia y radio abierta el martes, a las 19, frente a la Casa Gris, previo a la media sanción que daría el Senado a la ley de Agroquímicos, que reduce drásticamente las distancias de fumigación. “Arremeten contra la Constitución”, afirmó la entidad en un comunicado. El docente Luis Meiniers aseguró a AIM que “la iniciativa sobre agrotóxicos perjudicará el ambiente, expulsará a la población rural y fomentará un modelo de saqueo”.
Previo s la sesión del Senado, el martes habrá vigilia y radio abierta en repudio a la ley de agroquímicos.
Previo s la sesión del Senado, el martes habrá vigilia y radio abierta en repudio a la ley de agroquímicos.
El Foro cuestionó a los senadores Oscar Arlettaz y Enrique Cresto, autores de la iniciativa, al considerar que el proyecto “amenaza la vida en nuestra provincia”.
El proyecto original presentado por los senadores, disponía que la distancia mínima de fumigación debía ser de 500 metros, pero el texto actual lo redujo drásticamente: 100 metros la distancia para pulverizaciones terrestres, y  200 para las aéreas, según confirmó Arlettaz,  presidente de la comisión de Producción del Cuerpo.
En el comunicado, también publicado en el sitio de Internet del Foro, la entidad recordó el artículo 83 de la Constitución Provincial: “el Estado fija la política ambiental y garantiza la aplicación de los principios de sustentabilidad, precaución, equidad intergeneracional, prevención,  utilización racional, progresividad y responsabilidad. El poder de policía en la materia será de competencia concurrente entre la provincia, municipios y comunas. Asegura la preservación, recuperación, mejoramiento de los ecosistemas y sus corredores biológicos y la conservación de la diversidad biológica. Promueve la creación de bancos estatales de reservas genéticas de especies y prohíbe la introducción de las exóticas perjudiciales. Promueve el consumo responsable, el uso de tecnologías y elementos no contaminantes, las prácticas disponibles más avanzadas y seguras, una gestión integral de los residuos y su eventual reutilización y reciclaje. Fomenta la incorporación de fuentes de energía renovables y limpias. Establece medidas preventivas y precautorias del daño ambiental”.
Un poco de historia
A principios de febrero, Arlettaz  afirmó a esta Agencia que el cuerpo que integra trataría “de sacar la ley de agroquímicos de inmediato, pero antes hay que reunirse con Diputados, para consensuar y que se apruebe en acuerdo, sino será un ida y vuelta”, subrayó.
Ya en diciembre del año pasado, AIM confirmó que la media sanción de la iniciativa quedaría para 2014. “No tuvimos tiempo dados los sucesos sociales que se vivieron en torno a los saqueos y reclamos”, admitió el legislador.
Además, los senadores habían dicho que la ley de agroquímicos podría tener media sanción antes de fines del año pasado; sin embargo, los tiempos se dilataron  y aunque ahora se estima que la aprobarían el martes próximo, no hay certezas de que eso ocurra, ya que según averiguo AIM, el texto no estaría terminado.
Riesgos para la vida humana y la salud
El docente Luis Meiniers cuestionó duramente el proyecto, que “reducirá la distancia de fumigación aérea a 200 metros de las zonas pobladas y las terrestres a 100 metros, en una provincia marcada por crecientes casos de cáncer, malformaciones, enfermedades respiratorias, cuyos vínculos con los agrotóxicos están ampliamente comprobados”.
Además, aseguró que la iniciativa “profundizará el modelo de saqueo que a nivel nacional quedó plasmado en el plan agroalimentario 2020, que busca duplicar la extensión de superficie cultivada de soja para favorecer las ganancias de los pooles de siembra que controlan nuestras tierras y las multinacionales como Monsanto, que producen las semillas y los agrotóxicos”.
Además, afirmó que la iniciativa “profundizará el modelo de saqueo que a nivel nacional quedó plasmado en el plan agroalimentario 2020, que busca duplicar la extensión de superficie cultivada de soja para favorecer las ganancias de los pooles de siembra que controlan nuestras tierras y las multinacionales como Monsanto, que producen las semillas y los agrotóxicos”.
“La propuesta es una clara muestra de la orientación política del gobierno que fomenta las ganancias de unos pocos y no la salud de todos respaldado por  un Senado monocolor, producto de antidemocráticas Leyes electorales que aseguran un monopolio oficialista y promete una rápida sanción de la norma”, indicó.
De la Redacción de AIM

Las causas de las Inundaciones: «El 92% de la selva ha sido deforestada para hacer monocultivo de soja»

Las causas de las Inundaciones: «El 92% de la selva ha sido deforestada para hacer monocultivo de soja»

Las inundaciones en Chaco, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Entre Ríos podrían producir el anegamiento de sus zonas ribereñas, dado que sus costas se encuentran casi al mismo nivel del río Paraná, cuyas aguas experimentaron una fuerte crecida a la altura de la ciudad de Posadas. Enredando las mañanas dialogó con Marcelo Giraud, geógrafo, docente universitario y activista, quién explicó si éste es solo un fenómeno climático por las lluvias o si los grandes desmontes a favor de políticas de monocultivo de soja favorecen las grandes crecidas de las cuencas del río.
Marcelo Giraud: Creo que la deforestación es una causal sin lugar a dudas y es esencial para comprender cabalmente el fenómeno que está ocurriendo. Por supuesto que crecidas ha habido desde hace siglos y milenios en la cuenca del Paraná-Plata, pero este fenómeno se ha agravado mucho en las últimas décadas y cada vez más a medida que avanza la deforestación de los diferentes bosques y selvas tropicales del norte de nuestro país y en los países vecinos. En este caso en particular lo que estamos viendo es sobre todo una crecida, no solo por el aumento en el caudal del Paraná, a partir de su cuenca de alimentación superior en Brasil, sino una de sus importantes afluentes como es el río Iguazú, en la cuenca de éste del lado brasileño, recordemos que tiene más de 800 kilómetros de largo, que nace cerca del Océano Atlántico y a partir de allí corre hacia el oeste. Ha habido lluvias muy fuertes, intensas en los últimos días, pero no podemos decir que son lluvias récord y sin embargo esas fuertes lluvias han generado que el río Iguazú llegue a tener un caudal de 46.000 m3 por segundo. Para darnos una idea, es más del doble del caudal medio del Rio de la Plata, casi el triple del Paraná, para solo un afluente, una cifra levemente superior al caudal medio del río Hongo el segundo más caudaloso del mundo.
Ese pico de crecida que va a durar pocos días, se está transmitiendo aguas abajo, está fluyendo, llegando a Yacyretá y a partir de allí va a generar problemas severos para algunas poblaciones de Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos. En este caso la lluvia cayó sobre el estado de Paraná de la cuenca del Iguazú, donde queda apenas el 8% de la superficie de la selva originaria, el 92% ha sido deforestada para ser reemplazada para hacer monocultivo de soja con fuerte presencia de los agro negocios.
Evidentemente en esta época donde la soja ha sido cosechada, los suelos de ninguna manera pueden actuar reteniendo una buena parte de las lluvias caídas como ocurriría en un ecosistema de la selva paranaense originaria, eso hace que el agua llegue mucho más rápidamente en los ríos y los picos de crecida sean mucho más cortos pero mucho mayores y más repentinos. Este mismo fenómeno vivió Santa Fé en la cuenca del rio Salado por mayo del 2003, relacionado con la deforestación en toda la cuenca del rio, en Santiago del Estero y en Salta. Lamentablemente en tanto no se revierta o se detenga el avance de las deforestaciones estos fenómenos se van a seguir repitiendo y ojalá no sigan acentuándose aun más a futuro.
Debemos cuidarnos muy bien en calificar a estos fenómenos como catástrofes naturales, porque sin duda es natural como la lluvia pero interactuando fuertemente con las transformaciones en el uso del suelo, generados por la sociedad y por algunos empresarios avalados por los poderes políticos. Enredando las mañanas: Sobre eso quería consultarte, porque la producción de soja au incentivo por sobre de otro tipo de cultivos, no es puntual de alguna provincia sino que es nacional.
M. G. : Justamente en la medida en que el Gobierno nacional está impulsando a través del Plan Estratégico Agro alimentario, Agro industrial al 2020, una expansión de la frontera agropecuaria, la incorporación de unos 9.000.000 de hectáreas a la superficie ya cultivada de las cuales 4.000.000, según dice ese plan estarían destinadas a la soja. Uno se pregunta, de dónde saldrían esas hectáreas, no de la región pampeana precisamente, sino hablamos de una continuidad de la expansión hacia las provincias del noroeste y noreste argentino. En la medida que el gobierno nacional tenga este tipo de política, con qué autoridad podría plantearles a los otros países de la cuenca del Plata, como Paraguay y Brasil, que observen un poco las consecuencias que está sufriendo nuestra población, nuestro territorio, estas inundaciones, estas crecidas extraordinarias en función de la deforestación que está ocurriendo en esos países, como en la cuenca de Iguazú, en el estado de Paraná brasileño. Mal se podría plantear o reclamar a los brasileños que tengan otro tipo de política. No es solo nacional sino inclusive en algún momento se vio una publicidad de una de las transnacionales semilleras y de agroquímicos Syngenta, ese mapa como una enorme mancha verde cubriendo una parte importante de nuestro cono sur, con la leyenda República Unida de la Soja.
Estamos viendo en la cuenca del Plata y del Paraná-Plata, las consecuencias de un fenómeno puntual en el tiempo que no cubre un área demasiado extensa en Brasil, pero que aguas abajo por supuesto va a generar en los próximos días muchos miles de perjudicados y probablemente evacuados. ELM: Además son las comunidades que históricamente han sido olvidadas por los Estados.
M. G. : Generalmente los evacuados por inundaciones, por crecidas de los ríos a lo largo de la cuenca del Paraná, suelen ser las poblaciones de menores recursos, que de instalan donde se sabe que el río cada tanto produce crecidas, eso van y lo hacen porque no les queda otra, no porque les gusta ser periódicamente inundados. Ante esta política, a medida que se favorece la expulsión de una parte de la población rural en función de la adopción de otro modelo agropecuario, tecnológico intensivo en capital, con menos requerimiento de mano de obra, muchos habitantes del campo terminan migrando a las grandes ciudades del litoral argentino y al no tener donde establecerse, se terminan instalando en los lugares más propensos, más riesgosos a peligros como las inundaciones.
Es todo un entramado de problemas que afectan a las poblaciones urbanas como a las rurales y forman parte de un mismo sistema social y político.
Fuente: ANRed.org
Fuente: http://canal311.com/las-causas-de-las-inundaciones-el-92-de-la-selva-ha-sido-deforestada-para-hacer-monocultivo-de-soja/

Séralini vuelve a publicar su estudio: El herbicida Roundup y el maíz transgénico son la causa de serios problemas de salud

Un estudio científico que establece relación entre graves efectos en la salud en las ratas alimentadas con el maíz transgénico Roundup Ready, ha vuelto a editarse después de su polémica retirada tras una fuerte presión comercial. Ahora los reguladores deberían responder y revisar las licencias concedidas a los transgénicos y pesticidas, y los procedimientos que se siguen para la concesión de licencias.

El estudio de toxicidad crónica indaga sobre el impacto en la salud de las ratas al alimentarlas con el maíz transgénico NK603 y pequeñas dosis del herbicida a base de glifosato Roundup. 

El estudio originalmente fue publicado en la revista Food and Chemical Toxicoly (FCT) en septiembre de 2012, encontrando daños hepático y renal severos y alteraciones hormonales, incluso con dosis por debajo de los valores permitidos para el agua potable en la UE. Sin embargo, el editor jefe de la revista se retractó de su publicación en noviembre de 2013, después de una campaña de difamación sostenida por científicos protransgénicos.

Los efectos tóxicos se encontraron tanto consumiendo sólo el maíztransgénico, que consumiendo sólo Roundup o ambos, Roundup y maíz transgénico. Los resultados inesperados fueron los de encontrar unas altas tasas de tumores y una mortalidad más elevada en los grupos que los consumieron.
Las críticas se han tenido en cuenta en la nueva versión El estudio se ha vuelto a publicar en la revista Environmental Sciences Europe. La versión reeditada contiene nuevo material para hacer frente a algunas de las críticas que se hicieron a la publicación original. También se publican los datos brutos subyacentes a las conclusiones, a diferencia de los datos en bruto que la Industria mantiene en secreto, por ejemplo, para la aprobación de Roundup. Sin embargo, la nueva edición presenta los mismos resultados que en el anterior y las conclusiones no se han modificado.

La reedición restaura el estudio dentro de la literatura científica revisada por pares, para que pueda ser consultado por otros científicos. También se acompaña de un comentario por parte del equipo del profesor Séralini (También publicado en The Ecologist), en el que se describe las presiones de los partidarios de los cultivos transgénicos para forzar al editor de FCT a que se retractase de la publicación del estudio.

Los autores explican que la retractación ha sido “un ejemplo palpable de los conflictos de interés entre las evaluaciones científicas y los productos comercializados en todo el mundo. También mostramos que la decisión de retractarse no responde a motivos científicos o éticos evidentes. La censura de una investigación que muestra posibles riesgos para la salud socava la credibilidad de la Ciencia. Por este motivo, hemos considerado su publicación en otra revista”.
El estudio publicado ha sido sometido a una estricta revisión por pares Claire Robinson, editora de GMOSeralini.org, comentó: “Este estudio ha pasado con éxito por al menos tres rondas de una rigurosa revisión por pares.

En primer lugar, fue revisado para su publicación inicial en Food and Chemical Toxicology, y según los autores se aprobó con unas modificaciones menores.
El segundo examen consistió en el análisis de los datos en bruto por un grupo de personas no identificadas, una revisión organizada por el editor en jefe de FCT, Wallace Hayes, en respuesta a las críticas al estudio realizado por científicos protransgénicos.

En una carta dirigida al Profesor Séralini, Hayes admitía que los revisores anónimos no encontraron anda incorrecto en los resultados, pero argumentó que los resultados no eran concluyentes, y eso justificó su decisión de retirar el estudio:
Una mirada más profunda de los datos en bruto reveló que no hay conclusiones definitivas sobre los posibles daños causados por el maíztransgénico o Roundup en lo que respecta a la mortalidad o la incidencia de tumores. Dada la alta incidencia de tumores en las ratas utilizadas, las Sprague-Dawley, una variabilidad normal no puede excluirse como causa de una mayor mortalidad e incidencia en los grupos tratados. La justificación dada para la retractación fue muy criticada por numerosos científicos, y considerado como un acto de censura y de jugar en favor de los intereses de la Industria de los transgénicos”, dice Robinson. “Algunos científicos dicen que otros muchos trabajos s contienen hallazgos no concluyentes, incluyendo estudios de Monsanto a 90 días con el mismo maíz transgénico, y sin embargo no se ha producido ninguna retractación. La retractación incluso fue criticada por un ex miembro del consejo de redacción de FCT”. (véase también:

Ahora el estudio ha pasado una nueva revisión por pares, organizada por la revista que va a volver a publicar el estudio, Environmental Sciences Europe.
Que los críticos realicen sus propios estudios
El Dr. Michael Antoniou, genetista molecular que residen en Londres, dijo: “Son pocos los estudios que pasarían un filtro tan estricto por parte de otros científicos. La reedición del estudio después de tres revisiones es un testimonio de su rigor, así como la integridad de los investigadores. Si alguien duda de la calidad del estudio, que vuelva a leerlo en la revista. La Ciencia habla por sí misma. Si aún reniegan de aceptar los resultados, deberían poner en marcha sus propios estudios de investigación sobre estos productos tóxicos, que están presentes en la alimentación humana y en la cadena alimentaria animal, desde hace muchos años”.

El Dr. Jack Heinemann, profesor de Biología Molecular y Genética de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, dijo: “Aplaudo la decisión de la revista Environmental Sciences Europe por la republicación del estudio tras una rigurosa revisión por pares, y que se hayan tenido en cuenta las recomendaciones de los revisores, especialmente después de ser testigos de lo que ha pasado con la primera publicación.
Este estudio quizás sea uno de los que más ampliamente ha sido sometido a revisiones de los estudios científicos sobre los transgénicos”.
Significativas alteraciones bioquímicas y fallos fisiológicos
El estudio analiza los efectos sobre la salud de las ratas que estuvieron alimentada con el maíz transgénico NK603 tolerante a Roundup (11% de la dieta), cultivado con o sin aplicación de Roundup, y con Roundup (0,1 ppb de pesticida, que contiene glifosato y adyuvantes) presente en el agua potable. Se observaron los siguientes efectos:
- Los análisis bioquímicos mostraron deficiencias renales crónicas significativas en todas las ratas que los consumieron y en ambos sexos. El 76% de los parámetros alterados estaban relacionados con los riñones.
- En los machos se encontraron congestiones hepáticas y necrosis, en una relación de 2,5 a 5,5 veces más alta que en el grupo de control. Las nefropatías severas fueron de 1,3 a 2, 3 veces mayor.
- En las hembras, todos los grupos tratados mostraron de dos a tres veces de aumento en la mortalidad, y la muerte era más temprana. - Esta diferencia también se observó en los tres grupos de machos alimentados con maíz transgénico.
- Los resultados se mostraron dependientes de las hormonas y el sexo, siendo los perfiles patológicos comparables. - Las hembras desarrollaron grandes tumores mamarios, con más frecuencia que el grupo de control.
- La pituitaria fue el segundo órgano más dañado.
- El equilibrio hormonal se vio alterado por el consumo del maíz transgénico y por la ingestión de Roundup.
- Los machos presentaban hasta cuatro veces más tumores y de mayor tamaño, con un adelanto de hasta 600 días con respecto al grupo de control, en el que sólo se observó un tumor.
- Estos resultados pueden explicarse no sólo por los efectos de la alteración endocrina producida por Roundup, sino también por la sobreexpresión del transgén EPSPS y otras mutaciones insertadas en el maíz transgénico, con sus consecuentes alteraciones metabólicas.
- Nuestros hallazgos implican que los estudios a largo plazo (2 años) de alimentación deben realizarse para evaluar a fondo la seguridad de los alimentos transgénicos y el uso de pesticidas, en su formulación comercial completa.
“En conjunto, las alteraciones bioquímicas y los fallos fisiológicos encontrados en este estudio ponen de manifiesto los efectos patológicos del consumo de transgénicos y Roundup, en ambos sexos, con algunas diferencias.
También demuestra que la conclusiones de los estudios realizados por Monsanto, en los que se dice que no se observaron alteraciones biológicamente significativas en las investigaciones a 90 días, no se sostienen.
Proponemos que se deben evaluar los cultivos transgénicos utilizados en agricultura y las formulaciones completas de los plaguicidas en estudios a largo plazo para comprobar sus posibles efectos tóxicos”.
Las Agencias de Regulación deben tomar en serio estos resultados El Dr. Heinemann comentó: “Este trabajo aporta nuevos e importantes conocimientos que deben ser tenidos en cuenta por las agencias que evalúan e informan sobre los riesgos de los organismos modificados genéticamente, del uso de plaguicidas en los alimentos y en toda la cadena alimentaria”.
Según Patrick Holden, Director Ejecutivo de Sustainable Food Trust (SFT), este estudio pone de relieve la insuficiencias de las pruebas de seguridad que se han realizado hasta ahora:
“La deficiencia más obvia se refiere al hecho de que el actual proceso de aprobación se basa en ensayos realizados en animales durante sólo 90 días, un tiempo insuficiente si se considera que las enfermedades crónicas en los animales y en los seres humanos se manifiestan por lo general a edad avanzada”.
Una segunda deficiencia, añadió, hace referencia a una Ciencia emergente, la Epigenética, que muestra que el sistema endocrino puede verse seriamente afectado por la presencia de residuos químicos en concentraciones tan bajas como unas pocas partes por mil millones.
“Es preciso un cambio en el proceso de aprobación en base a los LMR (límites máximos de residuos), ya que cada vez es más evidente que estos químicos tienen unos patrones de respuesta no lineales”. Se precisa de una revisión urgente de las licencias de aprobación de los plaguicidas
Teniendo en cuenta estas preocupaciones, Holden dijo: “Hay argumentos para una revisión urgente del procedimiento de regulación de la concesión de licencias tanto para el herbicida Roundup y una clase de insectividas, los neonicotinoides.Se requiere de una revisión fundamental de todo el proceso de concesión de licencias para los productos químicos agrícolas, para asegurar que se sirve en favor del interés público”.
El Profesor Pete Pyers, Director Ejecutivo de Ciencias de Salud Ambiental y asesor científico del SFT, señala que “de una mínima fracción de los productos químicos agrícolas se han estudiado los efectos en la salud por parte de científicos independientes.
Durante las últimas décadas se ha producido una revolución en las ciencias de salud ambiental, que indica que la proporción de enfermedades atribuibles a la exposición a productos químico es mucho mayor y más importante de lo que se ha dicho.
Las herramientas que tenemos a nuestra disposición para decir lo que es seguro y lo que no son muy defectuosas. No tienen en cuenta las dos décadas de desarrollo en los campos de las alteraciones endocrinas y la Epigenética, sino las pruebas desarrolladas en la década de 1950. Tampoco reflejan las complejidad de las mezclas, o en la forma en que interactúan los productos químicos”. Ecoportal.net
The Ecologist

Fuente: http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Seralini_vuelve_a_publicar_su_estudio_El_herbicida_Roundup_y_el_maiz_transgenico_son_la_causa_de_serios_problemas_de_salud

martes, 24 de junio de 2014

NI FITOSANITARIOS NI AGROQUÍMICOS, SON AGROTÓXICOS

ARLETTAZ PIENSA QUE ESTAMOS DISTRAIDOS

La forma de llamarlos implica un posicionamiento ético frente al tema, los que promueven su empleo los llaman fitosanitarios, los que tratan de tener una postura hipotéticamente neutra agroquímicos y los que luchamos contra su uso: agrotóxicos.
                Usted llámelos como quiera pero no ignore que son y para que se están usando.
                Aparecieron como armas en la primera guerra mundial, pero sus efectos sobre los seres humanos son tan devastadores e inhumanos que decretaron que no podían usarse ni siquiera en éste, el más insensato de los escenarios sociales.
                Por supuesto la prohibición nunca fue cumplida, los nazis los usaron en sus exterminios, los Estados Unidos  para eliminar la vida vegetal en  Vietnam (y de paso la humana  y la animal) y en la actualidad están secretamente presentes en todos los arsenales militares.
                Sin embargo las compañías químicas que los diseñaron les encontraron otra aplicación en un nuevo modelo de agricultura industrial, el mayor proyecto jamás imaginado para controlar el planeta  a través del apoderamiento y administración del total de alimentos necesarios para la vida humana.   Aunque Usted se resista a pensarlo.
                La idea es simple y verificable: en vez de usar barbechos y rotaciones de cultivos para controlar la naturaleza que compite con los cultivos comerciales se usan estos venenos, lo que en el cortísimo plazo permite volver a cultivar en los mismos lotes, acelerando de este modo su degradación y pérdida de fertilidad al no reponerse los nutrientes de las plantas, solo extraerlos.
                Con la ingeniería genética desarrollaron plantas que son momentáneamente resistentes a los venenos utilizados logrando de este modo dos objetivos maquiavélicos, en primer lugar cultivar los productos que nos alimentan utilizando estos temibles venenos y entonces apropiarse de las especies vegetales que se usan para producir alimentos vía patentes de exclusividad, lo que nos obliga a pagarles dinero por cada bocado que comemos.
                Las ganancias obtenidas por este sistema de producción y tráfico alimentario las hacen, junto con las petroleras, las empresas que más ganan y más se apropian de los recursos planetarios.       Más poderosas incluso que muchos países, con su propio ejército, como es el caso de MONSANTO, que es la dueña de Blackwoter, el mayor ejercito privado del planeta.
                Sus expertos en marketing son los que permanentemente diseñan estrategias para comprar voluntades vía el engaño o directamente el soborno, de ahí sale por ejemplo la palabrafitosanitarios, fíjense que es la unión de dos palabras que designan cosas buenas y deseables para todos, fito = planta y sanitario = salud, sin embargo las emplean para designar estos venenos que nos enferman y matan.
                Pero la naturaleza se ríe de estos intentos, por estos días, un técnico informó con un candor que produce escalofríos que:…” La realidad indica que a pesar del aumento en el uso de herbicidas en los últimos cinco años, la problemática de las malezas se ha incrementado con la aparición de nuevos biotipos resistentes, la estrategia aplicada no ha dado los resultados que se esperaba”.
                Luis Eduardo Lanfranconi, de la Cátedra de Protección Vegetal de la Universidad Católica de Córdoba, de él se trata, se refiere al Amaranto (AMARANTHUS PALMIERI), el cereal sagrado de los Incas, que en Estados Unidos presenta resistencia a casi todos los mecanismos de acción conocidos y en el sudoeste de Córdoba la especie ya demostró resistencia a los herbicidas inhibidores de la ALS (Inhibidores de la síntesis de aminoácidos) y en el último año también al glifosato. 
Y por supuesto recomendarán el uso de más volumen y más potentes venenos en una carrera contra la naturaleza que antes de comenzar ya estaba perdida.
                Mientras tanto aquí en Entre Ríos, el Senador Oscar Arlettaz, presidente de la Comisión de Producción y lobista de MONSANTO acaba de anunciar, seguramente pensando que la gente está distraída por el Mundial de Futbol, que  “En quince días pediríamos su tratamiento sobre tablas” refiriéndose a la ley de agroquímicos para la provincia, un instrumento legal a la medida de los intereses de los saqueadores de la naturaleza, cuyo control, por si a alguien le quedan dudas, no estará en manos de organismos ambientales sino en la Secretaría de Producción, que es lo mismo que encomendarle al zorro que cuide las gallinas.
                A partir de entonces será legal fumigar sobre poblados y escuelas (el proyecto reduce la distancia de 500 a 200 metros para las fumigaciones aéreas) y cuando vayamos a reclamar a la Secretaría de Producción, la respuesta será invariablemente que “carece de presupuesto y vehículos para ir a inspeccionar” como invariablemente ocurre con los desmontes que incumplen la Ley de Bosques.
Fuente: http://www.fundavida.org.ar/web2.0/2014/06/20/arlettaz-piensa-que-estamos-distraidos/#.U6oM85R5P9U

lunes, 23 de junio de 2014

LA AGRICULTURA NEGADA - PELICULA COMPLETA



Una producción documental paranaense sobre el lado negativo de la realidad actual del campo y la agroindustria entrerriana postulando la agroecología como alternativa.

Esta película está basada en datos y testimonios mayormente de la provincia de Entre Ríos (nuestro lugar de origen), pero la problemática abarca a toda la Argentina, y su inserción en el Nuevo Orden Mundial.

Fuente: Sitio Web http://www.laagriculturanegada.com.ar/ https://www.youtube.com/watch?v=Vkpfb4oKJrc
http://www.ecoportal.net/Videos/La_Agricultura_Negada

jueves, 19 de junio de 2014

Senadores entrerianos a contramano

Los senadores entrerrianos están por aprobar la Ley de Agroquímicos, que irá en contramano de las recomendaciones dadas y sugeridas por diferentes científicos de diferentes partes del mundo en lo que respeta a las distancias de fumigaciones terrestres y aereas, las cuales serán para el primer caso de 100 metros y para el segundo de 200 metros, lo cual es lo mismo que nada, ya que las derivas de dichas fumigaciones no conocen de distancias máximas y mínimas.......tenían la gran oportunidad de hacer las cosas bien y defendernos....pero han privilegiado otros intereses.........
A continuación la nota:

  

“En 15 días pediríamos su tratamiento sobre tablas”, adelantó el senador Oscar Arlettaz sobre la Ley de Agroquímicos. La media sanción se logrará sobre un texto ingresado en 2012 y modificado en base a los aportes de entidades relacionadas con la materia. La distancia de fumigación terrestre se fijó en 100 metros respecto a la zona urbana y de 200 metros para el caso de las pulverizaciones aéreas. Habrá una guía para la utilización de “fitosanitarios” cuya aplicación será responsabilidad del Colegio de Ingenieros Agrónomos.  Además, un consejo asesor con representantes de la sociedad civil controlará que se cumpla la ley, a través del Ministerio que encabeza Roberto Schunk.

Los senadores de la Comisión de Producción acordaron en la reunión de este miércoles avanzar con la media sanción de la ley de agroquímicos.
De esta manera, en quince días la propuesta legislativa que escribieron Oscar Arlettaz y Enrique Cresto tendrá luz verde en la sesión del 1º de julio.
“En la reunión de hoy cerramos el texto. Ahora vamos a pasarlo por mail a todos los integrantes de la comisión y si estamos todos de acuerdo, firmamos despacho en la próxima reunión de bloque y pediríamos su tratamiento sobre tablas en la próxima sesión en quince días”, confirmó el propio Arlettaz.
Ante la consulta, el Senador de Colón adelantó que las distancias de fumigación quedaron establecidas en “100 metros” de áreas urbanas para las pulverizaciones terrestres y en “200 metros” para las aspersiones aéreas. En este último caso, originalmente el proyecto ingresado en 2012 establecía 500 metros.
A la vez “corregimos cuestiones formales” apuntó el Legislador, al explicar que por “consejo” de los ingenieros agrónomos a los productos utilizados para la fumigación, hay que denominarlos “fitosanitarios”.
El Colegio que nuclea a esos facultativos precisamente, deberá ser responsable de “extender las recetas”, “habilitar” las máquinas usadas para estas tareas y controlar las pulverizaciones. Esto último fue resistida por la entidad profesional.
“Ellos no querían que sus matriculados sean responsables de las fumigaciones. Pero si ellos son los médicos de las plantas, tienen que hacer el diagnóstico, la receta y el control de la medicación. Se tienen que hacer cargo de lo bueno y de lo malo”, se explayó Arlettaz.
Tras señalar que la futura norma instala al Ministerio de Producción como autoridad de aplicación, el legislador anticipó que se ordena la creación de un “consejo asesor” conformado por “18 instituciones”.
Esta comisión a su vez, “elegirá un cuerpo ejecutivo” de cinco personas, que será “el contralor” de la cartera que hoy encabeza Roberto Schunk en la cuestión agroquímicos.
Los productos “fitosanitarios” deberán ser comercializados “en su envase original” con “receta archivada”, indicó Arlettaz como otro de los puntos destacados del texto que reemplazará la ley Nº 6.599 (1980) si finalmente avanza en Diputados.

Fuente: APFDigital 

Santa Fe: Movilizados por los árboles

El derribo de especies para construir un edificio de 300 plazas de estacionamiento en el Parque Alberdi provocó una movida que logró frenar el avance de las obras y obligó al intendente a dar explicaciones: "No es un negocio", se defendió.


 Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe

La movilización social ante una masacre de árboles en un espacio histórico de la ciudad, el Parque Alberdi, para construir un edificio de 300 cocheras semi subterráneas logró frenar el avance de las obras y metió al intendente José Corral en un embrollo político y hasta en una controversia sobre rentas privadas en espacios públicos. "No es un negocio. Es una solución sustentable a la contaminación vehicular en el microcentro", se defendió Corral. "Es el negocio del futuro", lo desmintió una inmobiliaria que ya promociona el "Parking Alberdi" como una "excelente oportunidad" para invertir "en un lugar estratégico" de Santa Fe, cerca del "puerto, centros comerciales, bancos, shoppings y a pasos de la peatonal". El viernes 20 de junio ya se anuncia un segundo abrazo simbólico, con banderas argentinas y árboles y flores para plantar.
La escalada de los santafesinos comenzó la semana pasada con el bloqueo de ambientalistas al movimiento de máquinas. Siguió el sábado, con centenares de personas -entre 800 y 1.000- que se autoconvocaron en un abrazo solidario al parque, por entonces cubierto por un cerco perimetral que ocultaba el comienzo de las obras. La caída de algunas chapas dejó a la vista el desmonte, la demolición de las pérgolas, la tierra arrasada. Y estalló la bronca. El domingo, amaneció con un acampe que ayer ya tenía una docena de carpas y una voluntad de resistir hasta que se rescinda el contrato con dos empresas que construirán las 300 cocheras para explotarlas durante 30 años a cambio de un canon de 1.000 pesos mensuales, según denunció el Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat). El viernes, a las 15, habrá un segundo abrazo para salvar el parque, una radio abierta y una reforestación.
Corral asumió la defensa de su proyecto. "La inversión es más de 50 millones de pesos, a riesgo de los inversores y de los cuales el Municipio no pone un peso, pero lo incorpora como patrimonio", sacó pecho. La inmobiliaria que promociona el "negocio de inversión" -como lo describió en su página Web- deslizó que la renta estaba asegurada "a través de la explotación de un edificio de cocheras de emplazamiento único y alta demanda, adaptado a las necesidades del mercado".
Ayer, el intendente mandó a pegar los carteles de obra sobre el cerco. Y de paso, ocultar algunas demandas ciudadanas: "El parque no se toca". "Salvemos el parque". "Suspendan las cocheras subterráneas", son algunos de los grafittis que pudieron tapar. Quedaron otros, igual de simbólicos: "Nadie tiene derecho a quitarte tus derechos", en obvia alusión al espacio urbano. Pero el cartel del municipio hasta le cambia el nombre al lugar: "Nuevo Parque Alberdi" -lo llama-, con el logo de "Santa Fe ciudad" y la firma adjudicataria: "Park Centro", una unión transitoria de las dos empresas constructoras. De fondo, un dibujo de cómo quedaría el espacio en el futuro, sobre elevado hasta dos metros de altura porque las cocheras no serían tan soterradas. Un "lugar pensado para revalorizar y refuncionalizar un espacio urbano de gran importancia", lo publicitó la inmobiliaria. Y anunció: "Se ejecutará un plan de reforestación de nuevas y variadas especies con un rediseño integral de la plaza. Mínimo impacto visual, urbano y ambiental"
El presidente de la Asociación del Parque Federal, Alejandro Alvarez, advirtió sobre los "negocios privados en espacios públicos". "Hay un afán de lucro", dijo por la emisora LT10. "Nadie va a invertir 50 millones de pesos en una obra de estas características si no creyera que la rentabilidad es enorme. Estamos hablando de millones y millones de pesos de ganancia por un período de 30 años, que son varias generaciones de santafesino y excede cualquier mandato democrático".
El secretario de la Producción de la Municipalidad, Pablo Tabares, se convirtió en uno de los fervientes defensores del proyecto Corral y descartó que los abrazos y el acampe puedan frenarlo. "La obra está en marcha y no hay ninguna posibilidad de detenerla", dijo por radio Universidad. "La plaza no se va a privatizar y las cocheras también serán públicas, de patrimonio del Estado". Tabares fue presentado como "un reconocido ambientalista" de la Fundación Hábitat y Desarrollo, pero Alvarez aclaró: "Tabares es un funcionario que, más allá de la cuestión judicial que lo involucra en una causa conocida (no lo mencionó, pero es la de Bolsafé), yo no lo considero un ambientalista en absoluto. Y además, Habitat y Desarrollo es una organización que trabaja codo a codo con empresas multinacionales como Monsanto y Coca Cola, cuya filantropía yo podría en duda", dijo el presidente de la Asociación Parque Federal.

martes, 17 de junio de 2014

Reportaje a Patricio Eleisegui autor del libro Envenenados



Reportaje a Patricio Eleisegui realizado por FM Del Este Chajarí,100.5, programa El Despertador, entrevistadores Roberto Marsilli y Pablo de La Iglesia. 
Patricio, periodista editor de www.iprofesional.com, es autor del libro Envenenados, donde relata muchas de las tristes escenas del panorama productivo argentino y sus consecuencias en el medio ambiente y la salud.

Fuente:  FM Del Este - http://www.ivoox.com/

CHARLA-DEBATE: Las Leyes de Semillas destruyen la soberanía y la autonomía de los pueblos




CHARLA-DEBATE: Las Leyes de Semillas destruyen la soberanía y la autonomía de los pueblos

NO a la Ley Monsanto - NO a la modificación de la Ley de Semillas de Argentina 

La nueva Ley de Semillas que nos quieren imponer busca subordinar cada vez más la política nacional de semillas a las exigencias de las transnacionales. Por eso decimos: ¡NO a la privatización de la vida! ¡SI a las semillas en manos de los pueblos y a la soberanía alimentaria! ¡NO a la modificación de la Ley de Semillas de Argentina!
Miércoles 18 de junio // 18.30hs
Hotel Bauen - Callao 360 - CABA
Panel: Carlos Vicente (activista en defensa de los bienes comunes / GRAIN y AcBio), Tamara Perelmuter (docente de Sociología Rural / Marea Popular) y Ana Clara De Mingo (Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y Agroecología de la UNLu)

Desde el año pasado, el Ministerio de Agricultura de la Nación (MINAGRI) viene anunciando una inminente modificación de la Ley de semillas argentina. En los últimos meses, funcionarios de esta cartera junto a sectores del Agronegocio transnacional avanzaron sobre un borrador –no público- del proyecto de Ley que enviarán al Congreso nacional.

La modificación de la actual legislación equivale a privatizar aún mas las semillas e implica el pago de regalías por parte de los productores a las empresas biotecnológicas por la utilización de las semillas mejoradas y patentadas. También significa la prohibición de reutilizar las semillas que los productores obtienen de sus propias cosechas. De este modo se viola un derecho fundamental de los agricultores de seleccionar, mejorar e intercambiar las semillas libremente. Y si avanzan sobre el control de las semillas, también lo harán en la monopolización del mercado de los alimentos de todo el pueblo argentino.

La nueva Ley de Semillas que nos quieren imponer busca subordinar cada vez más la política nacional de semillas a las exigencias de las transnacionales. Por eso decimos:

¡NO a la privatización de la vida!

¡SI a las semillas en manos de los pueblos y a la soberanía alimentaria!

¡NO a la modificación de la Ley de Semillas de Argentina!

Convocan: 

Tierra Para Vivir en COB La Brecha
Acción por la Biodiversidad
GRAIN
Pañuelos en Rebeldía
MULCS
RENACE
Marea Popular - FPDS-CN - Espacio Chico Mendes - PODEMOS
Frente Popular Darío Santillán
Colectivo Desde el Pie
Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeA)
Aymuray – Movimiento Popular La Dignidad
Visión Sostenible

domingo, 15 de junio de 2014

Dramáticos testimonios de los alumnos de la Escuela Rural 182 “Nos sentimos cucarachas, volaba y tiraba veneno sobre nosotros”

SAENZ PEÑA (Agencia) - Eran las 10 y 20 de la mañana del lunes 26 de mayo. Las clases comienzan a las 11. El ruido del motor de un avión irrumpe el silencio en el lote 14. “Vayan adentro, está por fumigar” grita la maestra y directora de la Escuela 182 Sylvia Losantos. 

  Fueron solo unos segundos y ya pasó el avión blanco con bandas rojas. La escuela está rodeada de lotes de sorgo. Por el norte, el este, el sur y el oeste. Y lo que es peor, muy cerca del perímetro del establecimiento, incumpliendo con la ley de Biocidas de la que mucho se habló, pero poco se trata de hacer respetar.
“Cuando vi que giró para volver, saqué un pañuelo o una toalla, no sé qué era, le hice señas, pero nada, volcó lo que para mí es veneno, del lado este”, prosiguió en su relato a NORTE. “Entonces corrí, saqué mi cámara y otro chico lo filmó con el (teléfono) celular”, narra angustiada y con lágrimas en los ojos la docente.
“Entonces, opté por izar la bandera para ver si eso le hacía advertir que había niños aquí, que había clases”, dice, pero fue inútil.
“Miren cómo sin piedad ni aviso se dispusieron a fumigar esa mañana a las 10 y 20 y los niños entraban a clase a las 11, hasta el agua, que estaba en el balde al lado del aljibe, recibió el veneno, esa agua beben los chicos de nuestra escuela”, y mostró una serie de fotografías y el aljibe de dónde sacan el agua.

Vómitos, estornudos y lágrimas 

Los chicos que estaban en inmediaciones de la escuela, pese a haberse refugiado en las aulas, no pudieron evitar el rápido efecto de la deriva. “A mis dos chicos les agarró tos, quemazón en la garganta y la chica más chiquita tuvo vómitos”, dijo Mariela Correa, madre de cuatro niños que concurren a la Escuela 182.
El peor trance lo vivió Mariana, la nena que a esa hora venía en moto por un camino rodeado de sorgo. “Era como una niebla, todo nubes, y me descompuse pero igual alcancé a llegar a la escuela y ahí sí vomité y tuve tos todo el día”, comenta.

“Las hojas del postre
se quemaron”, dijeron

La directora Sylvia Losantos aseguró que “no podemos creer que los señores productores o empresas agrícolas les importe mas el dinero que la salud de estos chicos campesinos”.
Daniel, tras pasar varios días desde 26 de mayo, se ríe y muestra que “las hojas de nuestro postre se quemaron, quedaron achicarradas”, en alusión a las plantas de naranjas de donde cortan el postre diario, ya que la escuela es de jornada completa y los niños almuerzan en el establecimiento.

Seveso: “Priorizan el dinero
antes que la salud”

La médica María del Carmen Seveso dijo ayer a referirse al caso denunciado en el lote 14 de Avia Terai que “quienes venimos promoviendo el debate y la participación de la ciudadanía respecto de las consecuencias que tienen para la salud y la vida la utilización de agrotóxicos vía fumigaciones aéreas y terrestres sin control y sin respetar la legislación vigente, decimos que otra vez hemos sido defraudados por la mayoría de los diputados de las bancadas mayoritarias que votaron en general, y en particular, la nueva ley de biocidas, priorizando el lobby de las multinacionales y de quienes anteponen la rentabilidad por sobre el ambiente y la salud de los chaqueños”.
Pidió una “simple investigación, porque no es necesario algo profundo ya que están las documentales del caso y los culpables de no controlar lo que se hace con las aeroaplicaciones deben responder ante la sociedad chaqueña”, manifestó.
Seveso, como médica, integra la Red de Salud Ramón Carrillo.

El caso resulta una flagrante violación a la ley de Biocidas

En uno de los baldes con agua se nota como quedó afectado el líquido.
Una de las plantas fumigadas.
La ley de Biocidas (número 7032) fue promulgada hace más de un año, y se redactó posteriormente su reglamentación y se emitió una serie de resoluciones que impactan sobre la actividad rural y del profesional de la agronomía. El marco regulatorio para la aplicación de biocidas dispone la prohibición de los productos de alta toxicidad (los de banda roja) exceptuando al fosfuro de aluminio. También garantiza la utilización de equipos de aplicación adecuados mediante su verificación técnica obligatoria, certificada por profesionales competentes.
Otro punto vital es la utilización de la receta agronómica tanto de expendio como de aplicación como requisito ineludible para la aplicación de productos, así como el aviso previo a las aeroaplicaciones y las aplicaciones terrestres.
La ley establece la obligatoriedad de aplicar manual de buenas prácticas agrícolas en las zonas periurbanas que es la más conflictiva en cuanto a la deriva de agroquímicos y en torno a establecimientos educativos y sanitarios.
La normativa dispone la denominada línea agronómica, límite a partir del cual se establecen las restricciones de 500 metros para aplicaciones terrestres y 1500 para las aéreas.
La Escuela 182 está rodeada de sorgo, en esta ocasión, como muestran las fotografías tomadas por NORTE. ¿Se aplicará la ley ante esta flagrante violación?
Fuente: http://www.diarionorte.com/article/107222/nos-sentimos-cucarachas-volaba-y-tiraba-veneno-sobre-nosotros

Una bomba química nos extermina en silencio. Por Patricio Eleisegui, ENREDANDO.

Una bomba química nos extermina en silencio

“Ahora dice que lo hace otra vez en una cama, pero hasta hace menos de tres años Fabián Tomasi apenas si podía dormir sentado en una silla. Las llagas en todo el cuerpo, las lastimaduras en las puntas de los dedos, habían empezado mucho antes: en 2007.” Compartimos la excelente crónica de Patricio Eleisegui, finalista en el año 2013 del Premio La Voluntad de la Fundación Tomás Eloy Martinez. 
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Por Patricio Eleisegui (Texto finalista en el concurso de Crónicas realizado por la Fundación de Periodismo Tomás Eloy Martinez año 2013)
Ahora dice que lo hace otra vez en una cama, pero hasta hace menos de tres años Fabián Tomasi apenas si podía dormir sentado en una silla. Las llagas en todo el cuerpo, las lastimaduras en las puntas de los dedos, habían empezado mucho antes: en 2007.
En ese momento nadie en Basavilbaso, un pueblo de menos de 10.000 habitantes ubicado casi en el centro de la provincia de Entre Ríos, reparó en que el padre de Nadia había perdido, en cuestión de meses, más de veinte kilos de peso.
Como ocurrió con la mayoría de las localidades de la zona en los inicios de la década del 2000, la llegada masiva de empresarios de otras provincias con intenciones de sembrar soja en los campos cercanos al pueblo se robaba toda la atención. Y apenas si quedó tiempo para comentar lo cambiado que estaba el hombre que en ese momento trabajaba en los campos y hoy, con apenas 47 años, prácticamente no sale ni a la vereda de su casa.
Los recién arribados, patrones nuevos y desconocidos al frente de máquinas de sembrar y cosechar nunca vistas en el pueblo, se apropiaron con rapidez tanto de toda la mano de obra rural disponible como de la voluntad de los productores locales que, hasta la irrupción de un poroto conocido recién una década antes, vivían de cultivar trigo, arroz o lino.
El avance de la soja fue tan incontenible que entre 2006 y 2012 de las 2 millones de hectáreas de suelo apto para el cultivo que posee Entre Ríos, alrededor de 1,3 millones terminaron ocupadas por la oleaginosa. Dicho de otra forma, en dos de cada tres hectáreas del territorio agrícola disponible se engendra hasta estos días un producto que, además, no se consume en la provincia y tiene como destino principal el mercado chino.
Pero Fabián Tomasi desconocía el cambio que comenzaba a profundizarse en la matriz de producción entrerriana cuando, en 2006, volvió a trabajar para Molina & Cia. SRL., una de las pocas empresas de servicios de fumigación surgidas en la zona y que, también a fuerza de adquirir tierras y reorientar parte de su estructura de negocios a la siembra de soja, resistió a la llegada a Basavilbaso de tractores, sembradoras y pulverizadores provenientes de Córdoba o Santa Fe.
Entusiasmado con la posibilidad laboral en una firma para la que había cumplido algunas tareas en años anteriores, este hombre, al que todavía le perdura el colorado en la piel de tantas jornadas de labor bajo el sol mesopotámico, aceptó cumplir con una tarea sencilla: cargar aviones fumigadores con los nuevos productos que requiere la soja para florecer y asegurar rindes que nunca en su historia alcanzaron el lino o el arroz.
Para facilitar su adaptación al nuevo rol, el mismo dueño de Molina & Cia. SRL., Oscar Molina, trabajará codo a codo con Tomasi y también llenará los tanques de las aeronaves y trasladará a los pilotos hasta una pista improvisada entre lotes ajenos o de la misma pulverizadora.
Pocos meses después, un cáncer fulminante dejará a Tomasi sin su mentor. Y el nuevo líder de la empresa, hijo del empresario fallecido, derivará al empleado a una oficina repleta de bidones para que, acompañado de recipientes con agroquímicos como el glifosato, el endosulfan, o el 2,4-D, cumpla con la función de programador de vuelo.
Para entonces, Basavilbaso ya era una de las principales áreas de producción de soja de la provincia y el paisaje del pueblo, de casas bajas y puertas altas, poco a poco empezaba a completarse con las camionetas 4×4 que acercó la renovada prosperidad de varios productores. En el recuerdo comenzaba a quedar la tradición de una plaza que, hasta bien entrada la década del 90, hizo del ir y venir de los trenes, la reparación de vagones de carga, su rasgo distintivo.
Molina & Cia. SRL., por su tipo de negocio, competía de forma directa con los proveedores de los llamados “pooles” de siembra, esto es, sociedades de inversores que destinan capital a la agricultura pero tercerizan toda la producción y ejercen la actividad sobre tierras alquiladas.
La expansión de los “pooles” de siembra en esa parte de la Mesopotamia argentina será de tal magnitud que, de 2007 en adelante, pasarán a controlar el 60% de los campos productivos de Entre Ríos. Cada uno de estos grupos financieros tendrá bajo su control una superficie arrendada promedio de 5.000 hectáreas.
Al dominio de grandes extensiones los empresarios le irán adicionando un esquema de labranza que garantizará, cada vez con mayor efectividad, un mayor rédito a menor inversión.
Entre otras variantes, los “pooles” perfeccionarán el uso de la siembra directa, una técnica que permite colocar las semillas bajo las primeras capas de suelo sin que esto implique tener que abrir la tierra. Esta alternativa reduce la aparición de numerosas plagas que pueden afectar la evolución de los cultivos dado que impide la oxigenación del suelo.
En simultáneo, utilizarán sólo soja transgénica –que incorpora un gen que la hace resistente a herbicidas como el glifosato–, y ampliarán las fumigaciones con plaguicidas para eliminar cualquier especie que pueda competir con la oleaginosa por recursos como el agua, los nutrientes, y el sol.
Cuidar el trabajo
Desde su nuevo puesto de programador de vuelo, Tomasi comenzará a observar cómo el número de peones de campo con los que se cruza en el pueblo y alguna que otra estancia empieza a reducirse.
Fuera de Basavilbaso, la imagen se repetirá en localidades de la zona como Villaguay, Villa Elisa, Rosario del Tala o, incluso, en los lotes linderos a la ciudad de Gualeguaychú.
Los pequeños o medianos productores, ante el poder financiero de los “pooles”, optarán por alquilar sus tierras para no tener que lidiar con la incertidumbre de una potencial mala cosecha, y se desligarán de la suerte de sus empleados. A la par de la receta para cultivar con menor riesgo, los capitales asociados también irán poniendo en práctica una fórmula que les permitirá bajar los costos de la mano de obra.
Así, durante la primera década del 2000 Entre Ríos se puebla de maquinarias que siembran y fertilizan al mismo tiempo, aparatos de fumigación terrestre, y aviones y pilotos que se alquilan a otras provincias.
El resultado es contundente: por más que el cultivo de soja demanda un lapso de cuatro meses entre la siembra y la cosecha, el tiempo de trabajo intensivo, por efecto de la incorporación masiva de nuevo equipamiento, apenas si alcanzará los catorce días.
De ese número escueto que perdura hasta estos tiempos, asegura un productor de Villaguay, los arrendatarios destinan un día a sembrar, doce a fumigar, y uno más a cosechar.
“Ya ni siquiera hay que estar en el lugar físico para hacer la diferencia económica. Por eso hoy, sin ir más lejos, se puede hacer soja en Entre Ríos desde Punta del Este. El empresario necesita nada más que tener señal en el celular y los contactos para hacer todo a través de terceros. Así funciona, y cada vez mejor”, detalla.
Hasta la consolidación de este modelo, en cualquier provincia de tradición agrícola de la Argentina se requería de un lapso de hasta tres meses de espera antes de volver a utilizar la tierra para una nueva siembra. Los procedimientos que masificaron los “pooles” en plazas como la entrerriana lograron reducir esa pausa a veinte días.
En la actualidad, de la mano de errores que se fueron superando y ajustes que perfeccionaron el método, la labor de los productores de soja en casi todo el país se ajusta a tareas simples como regar los campos con agroquímicos una vez levantada la oleaginosa, esperar esos veinte días, y después sí avanzar con la aplicación de semillas. El productor de Villaguay sostuvo que, con la maquinaria que hoy se utiliza en territorio entrerriano, es posible sembrar más de 100 hectáreas en menos de un día.
De esa manera, y merced al rendimiento de la tecnología incorporada, basta un solo peón para labrar 1.000 hectáreas. De ahí que los pedidos de personal incorporarán en Entre Ríos, con el correr de los años, requerimientos como saber operar cosechadoras y, en simultáneo, contar con licencia para pilotear aeronaves.
Aunque la oferta aérea evoluciona a pasos agigantados, y los aviones pulverizadores suman todo tipo de herramientas que mejoran el rendimiento en cada campaña, en esa provincia sobreviven actividades que, cuanto menos, merecen tildarse de aberrantes.
El ejemplo más ilustrativo es el de los llamados “banderilleros”. Se trata de niños que, ubicados en medio de los campos, tienen por función señalar con banderas el sitio por el que debe pasar cada avión que suelta agroquímicos. Los pequeños, que rara vez alcanzan los 12 años, también reciben, inmóviles y sin protección alguna, toda la descarga que lleva a cabo el fumigador.
La tarea de esos menores se completa, luego, con el lavado de los tanques de esos mismos aviones que antes los bañaran con plaguicidas. Esta manipulación de tóxicos por parte de niños se hace extensiva, además, a los equipos de pulverización terrestre, para cuya higienización los productores también contratan “banderilleros”.
El aspecto clave para que la ecuación económica de quienes cultivan en Entre Ríos cierre de forma perfecta estará en la efectividad de los bidones que, apilados y acumulando litros y litros de productos con nombres extraños, restarán espacio en la oficina ocupada por Tomasi hace seis años.
Vos te estás secando, Fabián
En 2007, los dedos de las manos del empleado comienzan a sangrar. Las lesiones se extienden a los brazos y, para descartar un problema mayor, Tomasi decide visitar a Roberto Lescano, uno de los mejores médicos de Basavilbaso.
El programador de vuelos también ha perdido peso, pero vincula esa delgadez a la cantidad de horas que dedica a su trabajo. Imagina, además, que el cansancio permanente de los últimos meses no es más que otra demostración del famoso stress.
Lescano lo examina. Primero las manos, luego la cara, cada vez más huesuda. Le pide que se quite la remera. Suspira, preocupado. Y da, sin que le tiemble la voz, un veredicto que resuena hasta hoy en los oídos del por entonces empleado: “Vos te estás secando, Fabián”.
Los músculos de Tomasi, de la cintura para arriba, prácticamente han desaparecido. El pecho de quien fuera un hombre de más de 80 kilos no es más que piel y huesos. El sangrado de los dedos, frente a la delgadez extrema, es un problema menor.
Mientras revisa el cuerpo de su paciente, que empieza a exhibir manchas que luego derivarán en llagas en piernas y brazos, Lescano piensa en el próximo paso. A la cabeza le viene el apellido de un médico holandés de una localidad cercana, Puiggari, en la periferia de Libertador San Martín.
Semanas después, y tras un rápido chequeo, el holandés en cuestión, el doctor Bernhardt, confirmará lo supuesto de antemano por Lescano: Fabián Tomasi sufre de una intoxicación por agroquímicos. Y padece, además de un agravamiento en su diabetes crónica, un mal conocido como “Enfermedad del zapatero”.
La dolencia en cuestión surge como consecuencia de aspirar durante largos períodos los solventes que, por ejemplo, completan la fórmula del grueso de los plaguicidas con presencia en la actividad agropecuaria argentina. Esos mismos compuestos integran los pegamentos que se utilizan en las fábricas de calzado y de ahí su nombre.
La “Enfermedad del zapatero” también afecta a los empleados de las estaciones de servicio por los aditivos que integran las naftas, y se manifiesta a través de mareos y pérdidas de equilibrio. A largo plazo, el contacto con solventes genera daños irreparables en el sistema nervioso periférico.
Con la confirmación del problema, volverán a la mente del empleado los recipientes cargados de endosulfan, glifosato, 2,4-D, clorpirifos; compuestos sobre los que reparará con mayor atención con el correr de los diagnósticos médicos.
También repasará los nombres de algunos de sus fabricantes, pese a que Molina & Cia. SRL. –que a esa altura ya evaluaba la forma menos escandalosa de prescindir del empleado– más de una vez se ocupó de pulverizar los campos, por ser más baratos, con productos sin etiqueta y contrabandeados desde Uruguay.
A partir del encuentro con Bernhardt, Monsanto, Syngenta, Nidera, BASF, Atanor o Dow, pasarán a integrar buena parte de las conversaciones que Tomasi mantendrá con médicos de Entre Ríos y Buenos Aires.
El nombre del veneno
“En mi trabajo usaban hasta productos que están prohibidos. Endosulfan, por ejemplo. También gran cantidad de 2,4-D e insecticidas como el clorpirifos. Cuando llegó la soja a Entre Ríos, ahí apareció el glifosato. Nunca nos hicieron proteger con nada”, dice el ex programador de vuelos.
El endosulfan es un insecticida diseñado para combatir insectos y plagas agrícolas de todo tipo y su comercializador, Bayer, dejó de venderlo en 2009 luego de que más de 60 naciones –incluido todo el bloque europeo– prohibieran su uso por provocar desde cáncer hasta deformidades congénitas pasando por desórdenes hormonales, parálisis cerebral, epilepsia y problemas en la piel, los ojos y las vías respiratorias, entre otros males.
Como desde el año 2000 hacia acá los empresarios locales concretaron compras masivas del producto, sobre todo a la India, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) habilitó su uso hasta julio de 2013 para que se agote todo el stock disponible. Pero, superada esa fecha, se acumulan relevamientos que dan cuenta del uso de endosulfan en campos de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires durante el segundo semestre de, precisamente, 2013.
El 2,4-D, en tanto, es un herbicida que, desarrollado como arma química en Gran Bretaña en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, elimina toda la vegetación presente en cualquier campo y se aplica para preparar la tierra antes de cultivar soja.
A partir de la década del 60, Estados Unidos integró el 2,4-D a la fórmula que dio origen al Agente Naranja, una mezcla de herbicidas con la que se rociaron miles de hectáreas de selva durante la guerra de Vietnam. Esto, en búsqueda de neutralizar tanto los escondites de la guerrilla comunista Vietcong como los cultivos de arroz con los que se alimentaba este grupo.
En Entre Ríos, la utilización de 2,4-D está prohibida por ley, pero incluso el mismo médico de Fabián Tomasi, el doctor Roberto Lescano, asegura que se sigue pulverizando con el producto en toda la provincia. “Hay que pensar que apenas el 50% de los aparatos aplicadores terrestres que operan en Entre Ríos están declarados. Los productores hacen lo que quieren”, comenta.
“Antes de la llegada de la soja, acá se vivía de producir arroz, trigo, lino. Ahora si encontrás 10 hectáreas sembradas con lino les tenés que sacar una foto. Es toda una rareza. Con el arroz pasó lo mismo, y terminó relegado a otras zonas mucho más chicas. Hace 10 años acá estábamos rodeados de arroceras. Ahora todo es siembra directa, soja y plaguicidas como el 2,4-D”, agrega.
Otro de los insecticidas con los que tuvo contacto Tomasi, el clorpirifos, también tiene su origen en la industria militar. Fue desarrollado por científicos de la Interessen-Gemeinschaft Farbenindustrie AG (IG Farben), un conglomerado alemán conformado en 1925 por compañías como Bayer o BASF y que, ya en tiempos del nazismo, produjo gases neurotóxicos para el Tercer Reich.
En Estados Unidos su principal fabricante, la multinacional Dow, recibió sanciones millonarias entre 1995 y 2003 por ocultar numerosos casos de intoxicación con el producto. En tanto, estudios efectuados en los últimos años por universidades norteamericanas como Columbia culpan al insecticida de, además, generar en los niños retrasos físicos y mentales.
Muy eficaz en sus resultados cuando de erradicar cualquier insecto se trata, el clorpirifos es uno de los plaguicidas predilectos de los empresarios del agro argentino: el país importa, por año, más de 8,6 millones de litros/kilos del producto. Estadísticas de la Aduana reflejan que su consumo se elevó más de un 100% de 2010 a esta parte.
Informes de organizaciones como la Red de Pueblos Fumigados, una entidad conformada por especialistas en salud que pugnan por la erradicación de las pulverizaciones en las principales provincias agrícolas, sostienen que, dividida en dosis de máxima concentración, la cantidad de clorpirifos que ingresa cada año desde el exterior alcanzaría para eliminar hasta 60 veces toda la población de la Argentina.
Pero dentro de las oficinas de Molina & Cia. SRL., el producto que más ocupaba lugar en los tiempos de Tomasi como programador de vuelos era, sin dudas, el Roundup. Esto es, el nombre comercial del herbicida a base de glifosato con el que Monsanto viene acumulando millones de dólares desde hace casi cuatro décadas y que, dado su vínculo con la soja modificada genéticamente creada por el mismo fabricante, resulta la herramienta química predilecta de quienes cultivan la oleaginosa.
La estrella tóxica
El glifosato, bajo la etiqueta Roundup, se presenta como un “herbicida total”, por lo que su aplicación deja sin vegetación a cualquier espacio verde. Dada esta característica, su uso sobre campos con soja culminaría por dañar también al poroto. De ahí la decisión de Monsanto de investigar hasta obtener un gen que, incorporado a la semilla, resiste el poder del Roundup.
El resultado: la soja RR (Roundup Ready), comercializada en Argentina a partir de la segunda mitad de la década del 90 y que permite seguir fumigando para aniquilar la maleza mientras el cultivo evoluciona.
En Estados Unidos, su país de origen, el glifosato dijo presente en uno de los mayores escándalos en la historia de la industria química norteamericana. En 1976, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, por su sigla en inglés), consignó errores y deficiencias en estudios elaborados por el Industrial Bio-Test Laboratories (IBT), uno de los laboratorios más importantes en cuanto a determinación toxicológica de pesticidas.
Sin mayores rodeos, la EPA acusó a IBT, establecimiento que promovió 30 estudios sobre glifosato y fórmulas comerciales a base del mismo desarrollo –entre estos, 11 de 19 sondeos diseñados para constatar su toxicidad crónica–, de falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre numerosas defunciones de ratas y cobayos sometidos al herbicida.
Entre 1992 y 2007, el glifosato acumuló reveses judiciales en tribunales de Estados Unidos y Europa, como así también más de una multa por comercializarse como “biodegradable” siendo que el techo de su toxicidad nunca ha sido constatado.
Desde hace más de quince años, el glifosato es el agroquímico que más se utiliza en los campos argentinos. De los más de 300 millones de litros que se arrojan sobre los lotes cada año, 200 millones corresponden únicamente al producto que Monsanto empezó a vender de forma masiva en la década del 70. Producto de esa cifra, Argentina consume el 9% del glifosato que hoy se produce alrededor del mundo.
Su aplicación en el país está tan extendida que hasta pueden ubicarse ofertas del herbicida en diferentes tamaños y precios, sin advertencia sanitaria alguna, en portales de comercio electrónico como MercadoLibre.com.
Campo de prueba
En la provincia de Entre Ríos, según entidades ambientales de ese distrito, se aplica un promedio de 10 litros de glifosato por hectárea en cada campaña. Esto equivale a 13 millones de litros que son fumigados desde aviones o vehículos terrestres toda vez que se siembra soja.
Tomasi destaca que, durante la segunda mitad de la década del 2000, el Roundup se empezó a usar en Entre Ríos en combinación con otro producto de tremenda toxicidad: la atrazina, un herbicida que llegó a la Argentina en 1960 y que en Europa carga con un largo prontuario por su comprobado efecto nocivo sobre poblaciones de peces, aves y reptiles.
En 2010, el químico en cuestión fue presa de una controversia internacional producto de un estudio de la universidad estadounidense de Berkeley que comprobó nuevos efectos sobre los anfibios.
La investigación arrojó que cuando los machos de los anfibios –se utilizaron ranas para la muestra– son expuestos a pequeñas cantidades de atrazina, el 75% de ellos queda estéril mientras que un 10% se convierte en hembra.
Para Tomasi, más allá de la peligrosidad resultante de su combinación con la atrazina, el mero contacto con los bidones de glifosato ya es contaminante. Pero, a su entender, el mayor problema radica en que las malezas, como sucede con cada ser vivo, con el correr de los años han desarrollado resistencias al Roundup.
El primer caso de inmunidad al glifosato se registró en 2002. La maleza que triunfó sobre el herbicida de Monsanto: el sorgo de Alepo (Sorghum halepense).
De acuerdo a un informe de Greenpeace referente a la expansión del químico en el país, las alertas tempranas respecto del comportamiento del sorgo de Alepo “no fueron atendidas, y los agricultores que expresaron sus preocupaciones en la zona norte de Argentina fueron tranquilizados”.
Le siguieron el Yuyo Colorado (Amaranthus quitensis), la Gramilla Mansa (Cynodon hirsutus), el Raigrás (Lolium multiform), el Pasto Amargo (Digitaria insularis, resistente al glifosato también en Brasil y Paraguay), y la Lengua de Vaca (Rumex crispus), entre otras.
Según la organización, veintiún otras malezas de Argentina han sido catalogadas como “apenas controladas por el glifosato” y este “podría ser el próximo paso para ascender a la resistencia total mediante otro paso evolutivo”. En otras palabras, la efectividad del agroquímico camina por la cornisa.
Tomasi advierte que estas resistencias han derivado en un uso mayor del herbicida por parte de los productores entrerrianos, además de incentivar la aplicación del producto de Monsanto en compañía de otros plaguicidas bajo la forma de cócteles tóxicos.
“Con tal de matar todo menos la soja, se mezcla el glifosato con insecticidas y se lo aplica dónde sea. No importa si es cerca de los pueblos o de las escuelas”, dice.

Peligro en el aula

La situación de los establecimientos educativos rurales en Entre Ríos es dramática. Directoras como Estela Lemes, de la escuela número 66, Bartolito Mitre, de Costa Uruguay Sur, en la periferia de Gualeguaychú, vienen denunciando desde 2010 sucesivas pulverizaciones sobre los salones de clases en cada siembra.
Según la docente, sólo en el departamento de Gualeguaychú operan dieciocho escuelas que en los últimos dos años reportaron haber sido víctimas de fumigaciones aéreas. “En septiembre de 2012 pulverizaron a partir de las dos y media de la tarde, justo cuando los chicos estaban en pleno recreo”, cuenta.
Alergias y problemas respiratorios de toda índole son algunas de las consecuencias visibles que originó el incidente.
Los inconvenientes, a la hora de llevar la problemática a la Justicia, son múltiples según Lemes: buena parte de los funcionarios entrerrianos son empresarios agrícolas, los padres de los alumnos de las escuelas rurales trabajan en los campos en los que se fumiga, y hasta organizaciones de lucha contra la contaminación como la Asamblea Ambiental Gualeguaychú cuentan entre sus integrantes con numerosos productores de soja.
“Las fumigaciones empezaron hace unos cuatro o cinco años atrás. Antes no teníamos este problema. En una época toda esta zona, que está a unos 15 kilómetros del centro de Gualeguaychú, estaba dedicada a la ganadería. Hoy todo es siembra de soja”, explica.
Por el momento, la alternativa para los docentes es similar a la de Tomasi: resistir y comunicar. Y aprender a dominar ambas tareas en un contexto de poblaciones pequeñas en las que todos se conocen, y donde cualquier planteo judicial puede derivar en una persecución social que sólo se interrumpirá con la mudanza del denunciante.
Por supuesto, antes se agotarán otras instancias. Por ejemplo, la del dinero a cambio de silencio.
Perderlo todo
“A mí me ofrecieron plata, todo, después de que me revisaron los primeros médicos. Pero antes, en Molina & Cia. SRL. me tuvieron trabajando en negro y sin ninguna protección”, relata Tomasi.
A partir de 2008 el empleado dejará de caminar. Desesperados, sus padres le darán cobijo en el hogar familiar mientras se suceden los chequeos médicos en Basavilbaso y Buenos Aires. Nadia, su hija ya adolescente, no se despegará de su lado.
En paralelo a su caso, aparece el de un compañero de trabajo con problemas estomacales y otro empleado de la misma empresa al que se le detecta esterilidad. En ese contexto, Tomasi pone en marcha los trámites para jubilarse por PAMI. Los más de veinte médicos que lo revisan le pronostican seis meses de vida.
Logrará la jubilación pero no por su actividad en Molina & Cia. SRL. “El haber estado en negro me lo impidió, pero pude hacerlo gracias a mis trabajos anteriores”, dice.
Por una acumulación de líquido en una rodilla, se le practicará una biopsia en el hospital público de Basavilbaso. Le extraerán más de un litro de una sustancia blanca que será examinada. Nunca se conocerán los resultados de ese estudio.
“También me sacaron paredes de calcio de las piernas, los codos. El organismo reacciona frente al veneno generando más y más calcio. Además, empiezo a tener problemas hormonales y me aparece un exceso de vello”, detalla.
Mientras esto sucede, el hijo de un conocido de Tomasi, de apenas cuatro años, muere de cáncer en el estómago en el hospital Posadas de El Palomar, en las afueras de Buenos Aires. Los médicos, ante el cuadro del niño, le preguntan al padre si vive cerca de una usina atómica o de una fábrica de químicos. El vecino de Basavilbaso contesta que es encargado en un campo cerca de su pueblo, y que junto a la casa de la familia se levanta un depósito de agroquímicos.
“Acá hay muchos casos como el mío. Infinidad de casos de cáncer, nenes que nacen con malformaciones, criaturas con labio leporino. A dos casas de la mía vive una ingeniera agrónoma que secó el pasto de su patio con glifosato puro”, asegura Tomasi.
Tras más de cinco años de lidiar con médicos y estudios, cuenta que acaba de abandonar todos los tratamientos, incluido el que le aplicó el doctor Jorge Kaczewer, un especialista de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que logró revertir la inmovilidad del enfermo a base de procaína.
Para Tomasi, la agricultura de Entre Ríos se ha vuelto un verdadero campo de concentración. Y reafirma su conclusión mientras reconoce que nuevamente sufre de calambres en las piernas y regresión muscular. Al dolor físico, en el último tiempo se la ha sumado el sufrimiento emocional por la pérdida de su padre.
“Ahora estoy esperando que se termine todo. Mi hija ya está preparada. No le veo sentido a seguir peleando para vivir”, confiesa.
Molina & Cia. SRL. continúa operando en Entre Ríos, aunque abandonó sus instalaciones en Basavilbaso.
La compañía ahora explota un campo ubicado entre los lotes que separan a ese pueblo de Gilbert, una localidad de alrededor de 1.500 habitantes rodeada de cultivos de soja. En esa superficie sigue sembrando la oleaginosa y, en simultáneo, explota su negocio de aplicación de agroquímicos con equipos terrestres y aeronaves tanto en su establecimiento rural como en estancias de terceros.
Las reiteradas denuncias de Tomasi respecto de la forma en que la empresa desarrolla sus actividades, y las consecuencias sanitarias que origina esta labor, no cambiaron el foco comercial, aunque sí encendieron la imaginación de sus líderes para buscar la manera de disimular el impacto que genera el emprendimiento.
Así, y mientras revisa el cronograma de vuelos de las próximas fumigaciones, la titular de Molina & Cia. SRL., María Elena Spiazzi, viuda de Molina, hoy se hace un espacio para, además de estar al frente de una biblioteca popular, presidir la representación de la Asociación Lucha contra el Cáncer (ALCEC) en Undinarrain, un pueblo de poco más de 8.000 habitantes distante media hora de Basavilbaso.
Fuente: http://nogaldevida.blogspot.com.ar/2014/06/una-bomba-quimica-nos-extermina-en.html