miércoles, 30 de diciembre de 2015

Se declaró a Chajarí libre de Fracking

Este miércoles 30 de diciembre se vivió una Jornada histórica en la ciudad de amigos El HCD local, trató la ordenanza que declara a la ciudad y su ejido libre de fractura hidráulica.




En la sesión, se dieron cita integrantes del foro Waj Mapu, referentes de AGMER Federación, integrantes de la Asamblea Ciudadana de Concordia y público en general.

La ordenanza que declara a Chajarí libre de fracking fue tratada entre los temas del día y aprobada por unanimidad por los concejales presentes. De este modo se logró prohibir en el suelo chajariense la exploración y explotación de hidrocarburos mediante este sistema.

Los integrantes del foro Waj Mapu aplaudieron la decisión del concejo, pero advirtieron que la lucha continúa con otros temas de enorme impacto ambiental y sospechado de corrupción, como son los acueductos La Paz - Estacas y Mandisoví. En esta ocasión, pudieron dialogar con el Senador Provincial Miguel Piana para transmitirle las inquietudes que generan estas innecesarias y costosas obras, entregándole en mano algunos puntos de vista al respecto.

"Festejamos este triunfo, pero queda mucho por hacer" fue el mensaje del Foro Waj Mapu.
Fuente: FM Del Este 100.5
Fuente: http://www.elentrerios.com/politica/se-declara-a-chajara-libre-de-fracking.htm
Fuente: http://entrerioslibredefrackingchajari.blogspot.com.ar/2015/12/se-declaro-chajari-libre-de-fracking.html

sábado, 24 de octubre de 2015

sábado, 10 de octubre de 2015

Chajarí: Vecinos esperan informes sobre la situación ambiental del arroyo Las Alpargatas

Es un viejo reclamo que se visualiza en la mortandad de peces, además de los olores nauseabundos. Vecinos de Colonia Belgrano preguntaron al Ejecutivo de Chajarí si han realizado análisis de agua en el arroyo.



Desde hace algunos años, vecinos de Colonia Belgrano reclaman por los olores nauseabundos y los peces muertos que aparecen en el cauce del arroyo Las Alpargatas -punto hídrico que nace al oeste de la Autovía 14 y que alimenta luego al Arroyo Mandisoví para desembocar en el Lago de Salto Grande-, y que pasa cerca del Parque Industrial de Chajarí.

Sírtori Alejandro y Marsilli Néstor, propietarios de campos por donde circula el arroyo, iniciaron las presentaciones en 2009, hicieron tomar muestras de agua en distintos sectores del arroyo y radicaron la denuncia ambiental pero el Superior Tribunal de Justicia (STJ) había desestimado el planteo de contaminación, por considerar que no eran suficientes las pruebas presentadas.
SOCIEDAD
La justicia desestimó el reclamo por un arroyo contaminado
Ahora, los vecinos de Colonia Belgrano esperan ser informados desde el municipio de Chajarí sobre la situación ambiental del arroyo Las Alpargatas. Los vecinos solicitaron al Ejecutivo que "se informe si han realizado análisis de agua en el arroyo que corre dentro del área industrial" y piden copias de los resultados.

El intendente José Luis Panozzo dijo que el arroyo en cuestión no corresponde a la jurisdicción de Chajarí y sobre las posible contaminación consideró que "no hay casi forma que lleguen (los efluentes) al arroyo Las Alpargatas. Estamos haciendo los análisis correspondientes", acotó.

Al respecto, explicó que se hizo una inversión importante en el tratamiento de los efluentes en el área industrial. "De todas maneras estamos en contacto a través de las áreas respectivas con los miembros que integran la comisión y los inversores del área industrial. (?) Veremos de dónde viene para tratar de darle solución porque si hay mortandad de peces, esté donde esté, es alarmante y preocupante", enfatizó el jefe comunal, dejando entrever que muchas veces por desconocimiento, se manipulan las turbinas con agroquímicos a la vera del arroyo.

Por su parte, Rosina Caravario, titular del área de Inspección General, explicó que "si bien este arroyo nace en el Parque Industrial, nace como una cañada, algo muy mínimo hacia el norte del parque y los efluentes no tienen contacto con este arroyo. Por eso, desde ese lugar no surgen contaminantes para el arroyo Las Alpargatas", aseguró. Esgrimió que visualizó la situación del arroyo a través de Google Earth y que requirió a uno de los vecinos denunciantes que envíe una nota para que "podamos ingresar (a su propiedad). La presentó y vamos a ir", apuntó con referencia a la finca de Néstor Marsilli, cuando se la consultó el pasado miércoles.

"Respecto a los análisis hay que tener en cuenta varias cosas: hay muchos campos, eucaliptus, quintas y por ende puede haber algún remanente que llegue a los efluentes. Nosotros estamos trabajando en esta cuestión, nos estamos haciendo cargo, y respecto a los envases arrojados, también fue intimada la empresa por un mal manejo que tuvo en lo ambiental", comentó en referencia a una empresa del Parque Industrial que no estaba respetando los parámetros ambientales.

Fuente: http://www.elonce.com/secciones/sociedad/436235-vecinos-esperan-informes-sobre-la-situacinn-ambiental-del-arroyo-las-alpargatas.htm

Chajarí: Hallaron peces muertos por contaminación en un arroyo

Vecinos de Colonia Belgrano denunciaron la contaminación de un arroyo, que pasa cerca del Parque Industrial de Chajarí. El agua estaba cubierta por una película marrón y tenía olor nauseabundo.


Durante esta semana, vecinos de Colonia Belgrano denunciaron públicamente la situación que viven en el Arroyo Las Alpargatas, brazo del Arroyo Mandisoví.

Al visitar una de las propiedades, se pudo saber que luego de las precipitaciones de comienzos de este mes notaron a simple vista una película marrón sobre el agua, después la aparición de varias especies de peces muertos y el olor nauseabundo del agua, lo que provocó que los animales ya no se acerquen a beber del arroyo.

Alejandro Sírtori, vecino de esta colonia, denunció la situación vivida en torno al Arroyo Las Alpargatas, punto hídrico que nace al oeste de la Autovía 14 y que alimenta luego al Arroyo Mandisoví, para desembocar en el Lago de Salto Grande. “Fue después de una lluvia de 60 o 70 milímetros hace 15 días, cuando comenzó a correr el agua nos encontramos con la sorpresa de que se formó primero una película marrón sobre el agua y a los dos o tres días los peces aparecían como buscando oxígeno en la superficie, como se dice habitualmente `boqueando´, y a los pocos días aparecieron una importante cantidad de peces muertos”.

Alejandro aclaró que en este lugar nunca aparecían muchos peces importantes, “y de repente comenzamos a encontrar, sábalos, bagre, tarariras, todos muertos, creo que la fauna ictiocola del arroyo está totalmente destruida, porque los que están vivos se nota que están como buscando aire”.

De los pasos a seguir en esta denuncia aclaró que “se tomaron muestras del agua que serán entregados a un bioquímico para saber ante qué nos estamos enfrentando, porque nuestro principal miedo es por los animales, ya ninguno quiere tomar agua del arroyo, sienten el olor y no se acercan, así que muchos vecinos que no tienen otra forma de darles agua tienen que ponerles bebederos”.

Alejandro remarcó que “tengo más de 56 años y en todo este tiempo jamás pasó algo semejante, a este arroyo lo abastecen varios brazos, un tramo pasa por el Parque Industrial, pero viene de distintos sectores, seguí el nacimiento y es muy notorio que desde el brazo que viene del parque industrial es desde donde viene el tramo contaminado”. Fuente: http://www.elonce.com/secciones/parana/417642-hallaron-peces-muertos-por-contaminacin-en-un-arroyo-de-chajar%5C.htm

jueves, 3 de septiembre de 2015

Ocho de cada diez, con tóxicos



El estudio analizó 60 muestras de frutas y verduras. Encontraron plaguicidas en el 83 por ciento de los cítricos y zanahorias. El 78 por ciento en morrones y 70 en verduras de hoja. Los venenos detectados fueron insecticidas y fungicidas.


 Por Darío Aranda
Ocho de cada diez verduras y frutas tienen agrotóxicos. Lo afirma una investigación realizada por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), en la que se analizaron verduras de hoja verde, cítricos y hortalizas. El 76,6 por ciento tenía al menos un químico y el 27,7 por ciento de las muestras tenía entre tres y cinco agroquímicos. “La variedad de plaguicidas es muy grande. Y el cóctel de químicos es muy fuerte”, aseguró Damián Marino, codirector del trabajo. Entre los productos que más se detectaron está el insecticida endosulfán, prohibido en Argentina desde 2013.
“Plaguicidas. Los condimentos no declarados”, es el nombre del estudio realizado por investigadores del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (Emisa), de la UNLP. El trabajo, realizado entre noviembre de 2014 y abril de 2015, analizó 60 muestras de frutas y verduras. Separados por categorías, el 83 por ciento de los cítricos (naranjas y mandarinas) y de zanahorias tiene agrotóxicos. También dieron positivo el 78 por ciento de los morrones y el 70 por ciento de las verduras de hoja verde (lechuga y acelga).
Los alimentos contenían los insecticidas lambdacialotrina, endosulfán, clorpirifos y cipermetrina. Y los fungicidas (para hongos) tebuconazole, tpoxiconazol. “Estos son los amigos del famoso herbicida glifosato”, destacó Damián Marino, cuando presentó su trabajo en el Congreso de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. “El endosulfán es uno de los compuestos de mayor aparición. Y recordemos que está prohibido en Argentina”, remarcó Marino.
Los investigadores coinciden en la importancia de estudiar y alertar sobre el uso del herbicida glifosato (el más utilizado en el país, en soja y maíz, entre otros), pero también remarcan que sus “amigos” están presentes de manera cotidiana en la mesa de los argentinos.
El trabajo afirma que los pequeños productores son también víctimas del modelo que los impulsa a utilizar los plaguicidas. Insta a que los gobiernos tomen medidas urgentes y llama la atención: la solución no pasa por reemplazar un veneno por otro, sino en dejar de usarlos. Afirma que siempre la industria química presenta un plaguicida como inocuo y, con el paso de los años y con muchísimos afectados, lo retiran del mercado por la afección que produce en la salud.
Marino ejemplificó con el insecticida DDT. Creado en 1947, a inicios de la década del ’60 ya era muy cuestionado. Recién en 1972 los prohibió Estados Unidos y recién en 2001 ingresó al Convenio de Estocolmo (espacio internacional auspiciado por la ONU que regula el tratamiento de sustancias tóxicas). “El agro en base a agroquímicos es una rueda infinita a expensas de la salud de los pueblos”, denunció el investigador. Y advirtió que con el famoso glifosato (utilizado en soja y maíz transgénico, entre otros cultivos) sucederá lo mismo.
El trabajo de análisis de verduras, frutas y hortalizas forma parte de un proyecto de extensión de la UNLP junto al Banco Alimentario de La Plata, ONG que recupera hasta cuatro toneladas de alimentos por mes. Y que se distribuye en comedores, parroquias y familias. También se seleccionaron frutas y verduras pertenecientes a comercios cercanos a la UNLP. La investigación destaca la responsabilidad del Estado, que permite una forma de producción y comercialización que implica alimentarse con venenos.
Un apartado está dedicado al “Límite Máximo Regulatorio (LMR)”, que corresponde a lo estipulado por el Estado de cuánto veneno puede tener un alimento. El trabajo señala que, si se toma a rajatabla el LMR, el ocho por ciento de las muestras analizadas supera el valor permitido. Pero destaca que hay productos que no están regulados y no debieran tener determinados químicos, pero sí lo tienen. Ejemplo: en las verduras, cítricos y zanahoria se encontró el insecticida cipermetrina, que no tiene LMR establecido (y que no debiera utilizarse para esos alimentos).
El LMR está basado en la Ingesta Diaria Admisible (IDA). “No está claro cómo lo determinan. En muchos casos es resultado de una ‘caja negra’ de ingreso de datos, que además cuando se publican toman información preexistente que en algunos casos tiene casi diez años de antigüedad, y no se corresponde a la dinámica de la información científica”, alertó Marino. Tampoco se diferencia el LMR-IDA para niños.
Los investigadores de la UNLP resaltaron en su trabajo la preocupación de alimentos con agrotóxicos, aún cuando cumplan los límites establecidos por el Estado. “Según nuestras mediciones, una ensalada de varios componentes puede significar la exposición simultánea a una mezcla de plaguicidas y nada se sabe respecto a la respuesta biológica para su eliminación. La toxicidad de mezclas sigue siendo un gran capítulo de investigación y debate, poco se sabe respecto a efectos de mezclas de activos de plaguicidas y sus efectos sobre la salud, más en exposiciones crónicas como este caso”, aseguró Marino.
La investigación señala que se debe trabajar para consumir productos con ausencia de plaguicidas, para lo que se requieren políticas públicas para el apoyo y acompañamiento desde los productores y hasta la comercialización.

miércoles, 26 de agosto de 2015

La ambientalista Sofía Gatica, disertará este sábado en Chajarí



Este sábado, a las 19, en el salón del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Chajarí (Moreno 920), disertará Sofía Gatica, militante ambientalista reconocida mundialmente. Con la organización del Foro Waj Mapu, Gatica, la única argentina ganadora del “Premio Goldman” se referirá a la lucha que lleva desde hace tiempo en defensa del medio ambiente.
Es importante destacar que el “Premio Golman”, al que también se denomina “Premio Nobel Verde”, se concede anualmente como recompensa a defensores de la naturaleza y el medio ambiente. Repartido en seis categorías en función de la zona geográfica: África, Asia, Europa, las naciones insulares, América del Norte, América Central y América del Sur.
Sofía Gatica es cordobesa, y organizó a las mujeres del barrio Ituzaingó Anexo para frenar la fumigación indiscriminada en los campos de soja colindantes. Afirmó en una de las tantas notas que se le han realizado, que comenzó su lucha porque sus hijos estaban en riesgo. Había fallecido su hija con malformación de riñones y su hijo no podía caminar después de cada fumigación, además su sobrina murió de cáncer. De manera que lideró la investigación en un grupo conformado a tal efecto, denominado “Madres de Ituzaingó”. En esa tarea puerta a puerta descubrió que algunas familias tenían hijos con malformaciones, otras con cáncer, otras hermanos con leucemia, maridos fallecidos por cáncer etc. No le resultó sencillo lograr el apoyo del barrio, ya que varios de los habitantes reciben planes sociales que se financian con las retenciones a la soja. Pero hubieron más dificultades, desde la negación del gobierno a dar respuestas al problema, las amenazas de los sojeros, hasta las presiones en la comunidad. Los hijos de Gatica fueron amenazados y también ella misma. Un día incendiaron parte de su casa. En otra oportunidad, desconocidos balearon su perro. Y no fueron estos los únicos problemas sufridos por esta luchadora.
Gatica no duda que la gente de su barrio se enfermaba por el envenenamiento de la soja transgénica y el uso de glifosato. En una nota que le realizaran y fuera publicada por Greenpeace de España hay una afirmación terrible: “Hay muchos niños que están naciendo con malformaciones, familias enteras con tumores en la cabeza y cáncer. El 33 por ciento de la gente que fallece en nuestro barrio es por tumores y el 80 por ciento de los niños tienen agroquímicos en la sangre”.
Su reacción contra Monsanto en Argentina se produjo cuando las comunidades vecinas a cultivos de soja transgénica comenzaron a notar un sospechoso aumento de muertes por cáncer y de casos de nacimientos con malformaciones congénitas.
La lucha logró que se apruebe una ordenanza municipal que prohíbe las fumigaciones aéreas en Ituzaingó a una distancia menor de 2.500 metros de las viviendas.
Hoy, Gatica encabeza el denominado “Acampe por la Vida”, una ocupación autogestionada del predio elegido por Monsanto en el barrio Malvinas Argentinas, a 15 km de la ciudad de Córdoba. El acampe ha impedido que se construya allí una planta de tratamiento de semilla. 
Fuente: http://www.chajarialdia.com.ar/nota.php?id=31710

martes, 12 de mayo de 2015

Glifosato y la violencia cientifista

La visita del autor de "Comer sin Miedo" a la Argentina provocó reacción y polémica. Un par de escraches de militantes en la Feria del Libro y en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) sirvieron para re-abrir la caza del "terrorismo ecológico". Mensajes de solidaridad se multiplicaron desde España, desconociendo el contexto dramático de los pueblos fumigados en Argentina. Así, el repudio a cualquier "amenaza" que el divulgador Juan Manuel Mulet pudiera haber sufrido no es motivo para ocultar una crítica necesaria. Se trata de la violencia que genera en el territorio la llamada "verdad cientificista". La defensa a ultranza del glifosato se refleja en un desprecio explícito al trabajo de Andrés Carrasco, incluyendo el hecho de que cita trabajos en idioma español. Es que para Mulet, a pesar de su nacionalidad: "El idioma de la ciencia es el inglés". Tal vez, podría agregarse: ¿el inglés con acento Monsanto?

ANÁLISIS
Por Eduardo Soler

El cientificismo cree que la verdad está encerrada en el laboratorio.

¿Quién es el personaje que decidió no asistir a una charla en la UNC porque -según expresó- había recibido amenazas de muerte? Así habla Mulet sobre las críticas al uso del glifosato: "se agarran como clavo ardiendo a un artículo del recientemente fallecido Andrés Carrasco, más trucado que la moto de un rocker". Este divulgador pretende conservar el efecto de sentido del cientificismo junto con el estilo de cualquier actor de stand-up. Una combinación explosiva que es preciso distinguir.

Para ello, nos valdremos de los conceptos vertidos en otra nota más extensa de Mulet: "Glifosato, mentiras y blog ecologistas". Allí el divulgador critica la denuncia ecologista de que los investigadores respondan a los intereses de Monsanto. Y detalla: "Personalmente como científico, me ofende bastante esta afirmación, entre otras cosas por qué yo tengo un artículo publicado sobre el glifosato que hice en mi tiempo libre sin ningún tipo de financiación". ¿De qué se trata este supuesto artículo científico?

El "artículo" de Mulet sobre el glifosato


Desde el principio, debe quedar en claro que el texto en cuestión no es un artículo científico como tal, sino una breve carta al editor, donde Mulet explaya sus críticas al trabajo del equipo de Carrasco (que sí es un artículo revisado por pares). Aún así, veamos sus argumentos. El eje que se destaca no es la refutación de la investigación realizada, en base a estudios propios, como se espera que se haga según el método científico. Más bien, se dedica a desdeñar los alcances del artículo, tachando los antecedentes que el equipo de Carrasco cita en la introducción y en las discusiones.

Así, para Mulet, la investigación no tiene validez, en primer lugar, porque retoma trabajos que no son científicos. Señala tanto que Carrasco osa mencionar "literatura política relacionada al ambientalismo" que no fuera publicada -a su vez- en una revista científica. No obstante ello, también descalifica otra cita, porque se trata de un estudio epidemiológico publicado en una revista de pediatría, y no de toxicología.

Relacionado con ello, en segundo lugar, toma como argumento que estos antecedentes fueron escritos en español, ya que eso habría imposibilitado la revisión científica del artículo. No es un detalle menor, ya que hace énfasis en este aspecto, en dos o tres pasajes de su breve texto. Desliza también que son trabajos escritos en países como Paraguay. "El inglés es el idioma de la ciencia", afirmó el propio Mulet en respuesta a nuestro señalamiento.

Sintetizando: La investigación de Carrasco sí se publicó en una revista de Toxicología, luego de las críticas recibidas en su momento por haberlo difundido primero por medios de comunicación, pero al parecer -para Mulet- sólo puede citar otros artículos de la especialidad científica. El trabajo de Carrasco estaba escrito en inglés, pero al parecer -según Mulet- para que sea considerado científico tampoco puede estar "contaminado" por antecedentes escritos en español, mucho menos si se refieren a un hospital de Paraguay.

Cáncer científicamente comprobado


Para lograr la comprobación científica que Mulet sugiere, quizá necesitaríamos experimentar directamente con seres humanos, en condiciones de laboratorio, para satisfacer los requisitos de cientificidad requeridos por el divulgador. Y, luego de ello, por supuesto, escribirlo en inglés y lograr su publicación por una revista científica, pero sin mencionar estudios epidemiológicos o cualquier otra fuente que no sea científica. Sin embargo, no encontramos salvedades acerca de los trabajos financiados por Monsanto u otras empresas directamente interesadas en el resultado de las investigaciones. De hecho, otras cartas al editor por el artículo de Carrasco fueron firmadas por científicos de esa corporación.

Volviendo al requisito de la experimentación, ese es justamente el problema señalado en su momento por Carrasco, ya que debe considerarse el uso que se da al glifosato en el país, evidentemente asociado a los cultivos transgénicos en un país con un modelo agroexportador. Por eso decía en su primer entrevista con Darío Aranda, justamente: "No en todo el mundo hay tan enorme cantidad de hectáreas con soja como se da en la Argentina. Hay casi 18 millones de hectáreas. Desde el punto de vista ecotoxicológico, lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo".

Carrasco nunca negó estar influido por las denuncias de los pueblos fumigados, sino todo lo contrario, se consideró el científico de los pueblos. Hizo desde su rol como investigador lo científicamente posible para demostrar la toxicidad del glifosato, utilizando modelos de anfibios, validados por la imposibilidad de experimentar con humanos: "Los modelos animales de vertebrados que hoy se usan en la investigación embriológica tienen una mecánica del desarrollo embrionario temprano y una regulación genética común. Los resultados deben ser considerados extrapolables cuando un impacto externo los altera".

En una reciente entrevista de Soledad Barruti, también el bioquímico Horacio Lucero explicaba la dificultad de delimitar las relaciones causa-efecto: "En primer lugar porque por supuesto no se puede experimentar en humanos, tenés que experimentar en animales con modelos adecuados como los anfibios que tienen el mismo proceso de embriogénesis que nosotros. En segundo lugar porque si vos acotás tu investigación a la población expuesta para que sea inapelable deberías aislar a esa población, procurar que no esté expuesta a ninguna otra sustancia, y luego establecer una relación entre la exposición y el daño. Es algo que podés hacer experimentalmente: agarrar anfibios y exponer las células al contaminante".

Experimento masivo o Precaución


En respuesta a esta incertidumbre científica, desde la filosofía y el derecho ambiental se antepone el principio de precaución. Porque mientras se espera que avance este "experimento masivo" en los pueblos fumigados, son personas reales las que sufren. En realidad, el fundamento original de la ciencia se basa en el falsacionismo, por el cual nunca se obtienen "verdades" absolutas, sino que se descartan mentiras o falsedades. En ese caso, incluso, se podrían solicitar investigaciones científicas que demuestren que el glifosato no representa un riesgo sanitario, en vez de pedir lo contrario.

Si no se lo hace, es porque la tecnociencia contemporánea trabaja mayoritariamente al servicio de las grandes corporaciones. En el caso de la biotecnología, a partir del negocio de las patentes. Ese es el caso de Monsanto con el glifosato, que no es el único pero sí resulta emblemático. En tal sentido, el argumento de Mulet es poco convincente. Si bien es cierto que la licencia sobre el agroquímico expiró hace años, el negocio principal consiste en las regalías sobre las semillas. Por eso el fuerte lobby sobre la Ley, y la solución transitoria de cobrarle directamente al productor.

Pero si no fuera así: ¿Cómo se puede explicar el interés manifiesto de Monsanto primero en contra de las investigaciones de Carrasco y recientemente negando la validez del informe de la OMS? Hemos demostrado largamente en Ecología Política del Glifosato en Argentina cómo la influencia de Monsanto perjudicó el informe oficial del Ministerio de Ciencia sobre la toxicidad del glifosato. Allí el problema principal son las fuentes, porque utiliza estudios patrocinados por Monsanto. Justamente, los que la OMS rechazó utilizar por motivos éticos, y que Mulet no encuentra inconvenientes en citar como prueba de la inocuidad del glifosato.

¿Mate o Glifosato? El periodismo científico

La última falacia cientifista es evidente. Para Mulet, solicitar que se prohiba el glifosato sería lo mismo que pedir prohibir el mate, porque ambas sustancias presentan posible riesgo para la salud humana según la OMS. Pero aquí justamente, las investigaciones sobre la yerba mate -aunque cuestionables, también- se desprenden del consumo humano, muy extendido en el país. Por el contrario, como mencionamos, los estudios sobre el glifosato no pueden hacerse directamente sobre humanos, porque claramente su efecto tóxico es mayor, y representa un límite ético que la ciencia no puede traspasar. Recientemente, se observó un video donde un defensor del agroquímico decía que se podía tomar el glifosato, pero se negó a aceptar un vaso. ¿Qué preferirá el divulgador español: una copa de glifosato o una ronda de mates?

La experiencia nos demuestra así que cuando algunos divulgadores o periodistas científicos se aferran a la verdad cientificista que sólo pueden demostrar los papers (artículos científicos, en revistas selectas, escritas en inglés) estamos muy cerca de confundir la realidad con nuestro conocimiento -aunque científico, siempre precario- de esa realidad compleja. De ese modo, esta especialización periodística corre el riesgo de transformarse en -tal vez- el último bastión de un periodismo que se piensa a sí mismo como profesional, objetivo y neutral. Nada más peligroso, sobre cuando se trata de develar los propios riesgos generados por la tecnociencia.


Ecoterroristas y científicos malos

El incidente ocurrido en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) disparó por las redes sociales una denuncia al "terrorismo ecológico". En una carta dirigida a los medios, Mulet expresó que no se pudo "garantizar su seguridad" por "amenazas recibidas por las redes sociales". Y se despachó: "No tengo vocación de mártir y quiero ver crecer a mi hija". Quien lideraba las protestas era Sofía Gatica, la Madre de Ituzaingó que sí perdió una hija a causa de las fumigaciones. 
Sofía Gatica, quien por intervención de Mulet a la Embajada de España fue dada de baja en las redes sociales, publicó su propia carta pública: "Llamativamente a científicos como el doctor Medardo Ávila Vázquez se lo pretende sumariar por sus investigaciones sobre transgénicos, al doctor Carrasco en vida se lo intentó desprestigiar de una y mil formas, a las organizaciones de gente común que nos organizamos desde abajo para reclamar nos dicen “fundamentalistas” y a las “Madres de Ituzaingó”, las “locas”".
La mención a Medardo Ávila Vázquez se relaciona con el conflicto que sucede en el seno de la propia UNC. En su blog, también Mulet difundió una resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Medicas donde censuraban como "no científico" el trabajo epidemiológico coordinado por el investigador citado. También el estudio fue desautorizado por el decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, que en agosto del año pasado firmó un convenio con Monsanto, que luego debió ser dado de bajo, sólo luego de la movilización popular. 
El estudio en cuestión se realizó en la localidad de Monte Maíz, de 8 mil habitantes, y demostró que -entre otros resultados- los casos de aborto espontáneo quintuplican el promedio nacional. Otro estudio de investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto también constató la misma tendencia en poblaciones cercanas a campos fumigados con glifosato y otros agroquímicos. ¿Llegará un nuevo veto cientificista a esta realidad incómoda?

La pregunta final: ¿Se solidarizó Mulet y sus amigos cuando Carrasco sufrió repetidas amenazas y hasta "visitas" a su laboratorio por sus investigaciones científicas sobre el glifosato?

A un año de su muerte, vaya también este artículo como homenaje: Andrés Carrasco, el científico del pueblo.

Ver también:
ComAmbiental: Ecología Política del Glifosato en Argentina (2015)
Revista Anfibia: Contar la ciencia (2014)
ComAmbiental: Investigación tema glifosato, o la ciencia contra la ciencia (2009) 

miércoles, 22 de abril de 2015

No hay«Plan B» para salvar la Tierra porque no existe un «Planeta B»

Con motivo del Día de la Madre Tierra, la ONU pide dejar de invertir en combustibles fósiles para centrar la atención en las renovables

Ni sabiendo los estragos que estábamos causando en el planeta hemos cambiado nuestra forma de actuar. Este ha sido uno de los duros reproches del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el 45 aniversario del Dia de la Tierra. Ya nunca más veremos un tigre de Bali o un carpintero imperial, ambas especies extintas por la acción del hombre, mientras la contaminación, como la del aire, provoca millones de muertes de seres humanos según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Frenar esta situación está en mano de cada uno. «Cada vez somos más conscientes de los estragos que ha causado nuestra especie: la contaminación, la progresiva escasez de recursos, la extinción de especies y la precipitación hacia puntos de inflexión que podrían alterar la forma en que funciona nuestro planeta», ha enumerado Ban Ki-moon. Por eso, este año está enfocado en dejar de invertir en combustibles fósiles para centrar la atención en las energías renovables. «No será un camino fácil, pero sí el único para salvaguardar el futuro de nuestro planeta», ha defendido Ban Ki-moon.
Los retos en torno al cambio climático se acumulan. Según las últimas estimaciones de la OMS, la contaminación atmosférica supone elriesgo ambiental para la salud más importante del mundo. De hecho, según sus cifras en 2012 unos 7 millones de personas murieron a consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica. «Si se redujera la contaminación atmosférica podrían salvarse millones de vidas», aseguraba la organización.
Pero también está la tala indiscriminada de árboles y arbustos que afecta a todos los continentes de nuestro planeta. Según un reciente estudio de la Universidad de Maryland, la tasa de desaparición de los bosques tropicales es del 62% durante los últimos 20 años.
Mientras, la desertización afecta ya a 168 países, según la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que asegura que Yibuti, Somalia, Kenia, Etiopía (en África), India y China (en Asia) destacan entre aquellas naciones más perjudicadas por este proceso de transformación.
Sin embargo, en los último 20 años no se ha conseguido llegar a ningún acuerdo internacional para la reducción de los efectos del cambio climático. Y todo ello pese a que, tal y como recordó Ban Ki-moon el septiembre pasado, no existe un «Plan B»a la hora de combatir el calentamiento global porque no existe un «Planeta B».
Este 22 de abril de 2015 diferentes empresas y colectivos han querido recordar el Día de la Tierra: mientras Google se ha decantado por un Doodle, la página oficial «Earth Day Network» ha publicado un «time lapse», grabado a lo largo de dos años en diferentes parques naturales de Estados Unidos, donde muestra las maravillas que guarda el planeta.

domingo, 29 de marzo de 2015

Hay que pegarles un tiro

Esta nota comienza cuando uno lee las amenazas contra los ambientalistasnora toia opinión


Hoy los municipios concentran poder; poder judicial, policial, político  y social.  Hoy los municipios concentran el negocio de la obra pública, la libertad para operar sobre la salud de la población permitiendo la contaminación en todas sus acepciones y por lo tanto se gobierna mintiendo y alguien lo tiene que decir.   Intendentes, jueces y concejales ya no son representantes de la salud pública y la lucha contra el avasallamiento de los derechos; acaso somos víctimas de lo que se cocina a espaldas de la representación que las comunidades les diera con el voto.
Aquí empiezan los negocios de muchos intendentes de la provincia de Buenos Aires, ligados al modelo agroindustrial que firmara  Felipe Solá, cuando era ministro de Menem.
Podremos escribir sobre la química contra la historia y la memoria; la química contra la salud y la vida; la química y la desertificación; la soja y el dengue; la  química y los defensores de los agroquímicos que se organizan para saquear la salud;  y sobre La química y la complicidad con el  poder.
Pero esta nota comienza cuando uno lee, estas amenazas contra ambientalistas, ONGs y proteccionistas:
“Que burros que son estos ambientalistas, hay que pegarles 1 tiro a cada uno”…o “los van a desaparecer como lo hacían en la dictadura”, y aquí surge la desertificación del alma tan temida, la indiferencia.
A los argentinos cumplir con la ley nos cuesta, y mientras sigue el debate, la gente enferma; mientras el discurso protege a las fumigaciones, los niños enferman y otros pierden la vida. Mientras se violan los espacios aéreos desde pistas clandestinas de aterrizaje para fumigar sobre la población y las escuelas, desde el poder se los protege y los productores impunes son defendidos por los intereses de la región.
Se gobierna mintiendo en la Provincia de Buenos Aires igual que en Córdoba que le ha costado la pérdida del 95% de sus bosques nativos y de acuíferos y hoy vemos que no pueden parar las inundaciones como consecuencia de producir estas  embestidas contra la naturaleza; se gobierna y no se dice, entre otras cosas  que el dengue es producto de la sojización.
Se fumiga contra la ley, porque este negocio pone en el centro del tema a los intendentes que tienen muchas has para cultivo de soja y necesitan complicidades de ingenieros agrónomos, fumigadores y del poder judicial
La vida no vale nada a estas alturas. Hay un gran desconocimiento sobre el impacto que sobre la salud se produce con los Agrotóxicos, o agrocidas, y no porque no se levanten banderas legítimas en todo el mundo, mientras la gente sigue enfermando por agroquímicos prohibidos.
Las empresas ubicadas cerca de los puertos, y los puertos mismos no son menos culpables de la contaminación de nuestra agua, de nuestro aire, de nuestra humanidad empobrecida y empequeñecida por un poder que no retrocede.  Contaminación dolosa es la figura por la cual se han logrado avances jurídicos, pero para eso hacen falta jueces probos, hombres de la ley que no teman a la justicia divina por avalar enfermedad y muerte.
La vida no vale nada para estos poderosos que se creen dueños de las vidas que empobrecen y dañan hasta la discapacidad. Otro tema que nos debería doler a muchos pero que atrae poca atención en el colectivo social, hasta que una enfermedad dispara contra todos los pronósticos que se defendían o se ignoraban, o se miraban de costado.
La indiferencia mata, a la larga también mata y en peor grado que los agrotóxicos y sus telarañas de poder teñidas de muerte.
Alerta, estas amenazas no deben quedar en la nada.  Argentina, te miramos.
Fuente:  http://diariosn24.com/?p=4268

Confirmado: la OMS ratificó que el glifosato de las fumigaciones puede provocar cáncer

“Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)” y por otra parte el herbicida “también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas”. De ese modo, la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que hace más de una década afirman pueblos fumigados, vecinos en lucha, organizaciones sociales y académicos que no responden al sector empresario. Detalles de informe, en esta crónica exclusiva para lavacaDarío Aranda.
Andrés Carrasco y las Madres de Ituzaingó, Córdoba. Las denuncias de vecinas y de científicos, ratificadas por la OMS
Andrés Carrasco y las Madres de Ituzaingó, Córdoba.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), máximo espacio internacional en materia sanitaria, acaba de alertar sobre la vinculación del herbicida glifosato (el más utilizado en el mundo) y el cáncer. Confirmó que existen “pruebas” de que el herbicida puede producir cáncer en humanos y en animales de laboratorio. “También causó daño del ADN y en los cromosomas en las células humanas”, alerta el trabajo científico y detalla que se detectó glifosato en agua, alimentos, y en sangre y orina de humanos. El glifosato se utiliza de manera masiva en soja y maíz transgénicos (entre otros cultivos) y desde hace más de diez años es denunciado por organizaciones sociales, campesinas, médicos y científicos independientes de las empresas.

300 millones de litros

En Argentina se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas, volcando a los suelos más de 300 millones de litros de glifosato cada año. Los campos de soja transgénica, maíz y algodón son rociados con el herbicida  para que nada crezca, salvo los transgénicos. También está permitido su uso en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato, desarrollado y comercializado inicialmente por Monsanto desde la década del ’70, aunque en el 2000 se venció la licencia y en la actualidad lo producen un centenar de empresas.
A medida que crecía la siembra de transgénicos, y mayor era el uso de agrotóxicos, se sumaban las denuncias por daños a la salud la salud. Caso emblemático de Argentina es el de las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba, que incluso llegó a juicio penal con condenas para el productor y el fumigador. Y también se sumaron los estudios científicos que daban cuenta de abortos espontáneos, cáncer, malformaciones y afecciones agudas, entre otras consecuencias.

OMS

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) es un ámbito especializado de la Organizaciones Mundial de la Salud (OMS). Luego de un año de trabajo de 17 expertos de once países, el 20 de marzo emitió un documento inédito: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”. Detalla que la evidencia en humanos corresponde a la exposición de agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia, con publicaciones científicas desde 2001. Y destaca que el herbicida “también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas” (situación que tiene relación directa con el cáncer).
El IARC-OMS recuerda que, en estudios con ratones, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos había clasificado al glifosato como posible cancerígeno en 1985 pero luego (1991) modificó la calificación. Los científicos del IARC consideran que, desde la reevaluación de la EPA hasta la fecha, hubo “hallazgos significativos y resultados positivos para llegar a la conclusión de que existen pruebas suficientes de carcinogenicidad en animales de experimentación” y afirman que estudios en personas reportaron “incrementos en los marcadores sanguíneos de daño cromosómico” después de fumigaciones con glifosato.
El documento se llama “Evaluación de cinco insecticidas organofosforados y herbicidas”. Fue publicado en la sede del IARC en Lyon (Francia) y remarca que las evaluaciones son realizadas por grupos de “expertos internacionales” seleccionados sobre la base de sus conocimientos y sin conflictos de interés (no puede tener vinculación con las empresas). Publicaron un resumen de dos carillas y en breve estará el detalle en el denominado “Volumen 112 de las Monografías del IARC”.

En sangre y orina

La organización internacional recuerda que el glifosato es el herbicida de mayor uso mundial. Se utiliza en más de 750 productos diferentes para aplicaciones agrícolas, forestales, urbanos y en el hogar. Su uso se ha incrementado notablemente con el desarrollo de variedades de cultivos transgénicos y precisa que el agroquímico “ha sido detectado en el aire durante la pulverización, en agua y en los alimentos”. Y reconoce que la población “está expuesta principalmente a través de la residencia cerca de las zonas fumigadas”. Precisa que el glifosato se detectó en la sangre y la orina de los trabajadores agrícolas.
Con la nueva evaluación, el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A”, que significa en parámetros de la Organización Mundial de la Salud: “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esta categoría se utiliza cuando hay “pruebas limitadas” de carcinogenicidad en humanos y “suficiente evidencia” en animales de experimentación. La evidencia “limitada” significa que existe una “asociación positiva entre la exposición al químico y el cáncer” pero que no se pueden descartar “otras explicaciones”.
El IARC-OMS trabaja sobre cinco categorías de sustancias que tienen relación con el cáncer. El “Grupo 2A” es la segunda categoría en peligrosidad, sólo superada por “Grupo 1”, donde se ubican, por ejemplo, el asbesto y la radiación ionizante. “Por la nueva clasificación, el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto químico que se usaba en los transformadores eléctricos) y el formaldehido, ambos miembros del Grupo 2A en cuanto su capacidad de generar cáncer en humanos”, explicó Medardo Avila Vazquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.

“Se debe prohibir”

La publicación de la Organización Mundial de la Salud fue bien recibida por las organizaciones sociales y científicos independientes (no vinculados a las empresas). Aunque también coincidieron en que la OMS tardó demasiado en reconocer los efectos del glifosato. “Es necesario saludar al IARC y a la OMS por ponerse al día con las investigaciones científicas. Es muy importante esta publicación, habrá un antes y un después, ya que fortalece la posición de los que venimos reclamando a las academias y a los responsables políticos la aplicación y plena vigencia del principio precautorio (tomar medidas urgentes para proteger a la población”, reclamó Damián Verzeñassi, de la Cátedra de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario. “La OMS lo admitió, ya no pueden quedar dudas, el problema es mucho mayor de lo que se dice. El glifosato ha seguido el mismo camino que el endosulfan, el DDT, el cigarrillo y el Tamiflu”, explicó el investigador de la UNR.
Raúl Horacio Lucero, biólogo molecular e investigador de la Universidad del Nordeste, llamó a aplicar de manera urgente el principio precautorio vigente en la ley: “Se debe prohibir ya la comercialización y aplicación de este veneno”. También lamentó la demora de la OMS: “Si nos hubieran escuchado hace diez años se hubieran salvado muchas vidas”.

Otros agrotóxicos

El IARC-OMS también evaluó al malatión (herbicida) y al diazinón (insecticidas) como probable cancerígeno para los humanos (Grupo 2A, al igual que el glifosato). Los insecticidas tetraclorvinfos y paratión fueron clasificados como posiblemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo 2B, con pruebas convincentes de que estos agentes causantes de cáncer en animales de laboratorio). Para el Malathion determinaron la vinculación con daño en el ADNI humano y tumores en roedores.

Monsanto

La empresa Monsanto, creadora del glifosato (bajo la marca Roundup) y principal señalada por la denuncias de perjuicios a la salud, siempre defendió su agroquímico en base a la clasificación de la OMS. La gacetilla institucional, que aún está en el sitio de Internet, llamado “Acerca del glifosato”, resalta que la OMS lo ubica como “producto que normalmente no ofrece peligro” y remarca en negrita un trabajo de 2004 en el que la OMS lo calificaba como “no cancerígeno”.
Monsanto siempre utilizó los argumentos de la OMS. Pero ayer cambió de opinión: “La IARC ha estado bajo críticas tanto por su proceso como el sesgo que ha demostrado”. La compañía acusó a la agencia de la OMS de que su conclusión no es exhaustiva, la considera “sesgada” y la acusa de no basarse en “ciencia de calidad”. Advirtió que ya entró en contacto con la OMS para solicitar una revisión del trabajo.
El comunicado de la mayor corporación del agro mundial sostiene que la clasificación de la IARC-OMS “no se apoya en datos científicos”. Alcanza con ver el documento oficial de la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer (IARC) para contabilizar al menos 16 trabajos científicos que confirman los efectos de los agroquímicos. Se citan investigaciones de 1985 hasta de 2015. No figuran los trabajos de David Saltamiras ni de Gary Williams, dos científicos que suelen atacar todo argumento académico contrario a los transgénicos y a los agroquímicos. No es casual: Saltamiras y Williams son empleados de Monsanto y por eso sus trabajos no figuran en la evaluación de la OMS.
Monsanto fue la creadora y mayor comercializadora de glifosato. En el 2000 venció su licencia, lo que abrió pasó a que otras empresas lo produzcan. En Argentina producen el herbicida las compañías Syngenta, Basf, Bayer, Dupont, Dow Agrosciences, Atanor, YPF, Nidera, Nufarm, Red Surcos, Vicentín y Sigma Agro, entre otras.

Carrasco tenía razón

Según estadística de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que reúne a todas las grandes empresas de agroquímicos, en 1996 (cuando se aprobó la primera soja transgénica) se usaban en Argentina once millones de litros de glifosato. En 2012 se vendieron 182 millones de litros de glifosato. Desde hace tres años que Casafe no hace públicas las estadísticas de uso. Sí lo actualizó la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. Afirma que en los campos argentinos se arrojan 320 millones de litros de glifosato por año y trece millones de personas en riesgo de ser afectadas por el químico.
Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA e investigador principal del Conicet, confirmó en 2009 que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios, incluso en dosis hasta muy inferiores a las utilizadas en el campo. En 2010 publicó su trabajo en la revista científica estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología). Debió enfrentar una campaña de desprestigio por parte de las empresas, de sectores de la academia y de funcionarios políticos, como el ministro de Ciencia, Lino Barañao. “Los transgénicos y los agrotóxicos en Argentina son un experimento masivo a cielo abierto”, solía advertir en disertaciones y entrevistas. Carrasco, fallecido en mayo de 2014, afirmaba que la mayor prueba de los efectos de los agrotóxicos no había que buscarlas en los laboratorios, sino ir a las comunidades fumigadas.
Raúl Horacio Lucero, investigador chaqueño, le escribió ayer un correo a este periodista: “¿De qué se disfrazarán ahora los expertos del Conicet que tanto atacaron a Andrés Carrasco?”.
Viviana Peralta de San Jorge (Santa Fe), Laura Mazzitelli y Elio Servín de La Leonesa (Chaco), Fabián Tomasi y Don Julio Ariza (Entre Ríos), Miriam Samudio de Puerto Piray (Misiones), Sofía Gatica y María Godoy del Barrio Ituzaingó (Córdoba), María Cristina Monsalvo y Víctor Fernández (de Alberti, Buenos Aires). Una mínima muestra de quiénes denuncian desde hace años los efectos de los agroquímicos. Fueron, la mayoría de las veces, desoídos y maltratados por el poder político, judicial y mediático.
La Organización Mundial de la Salud comenzó a reconocer que los vecinos de a pie tenían razón.
Fuente: http://www.lavaca.org/notas/confirmado-la-oms-ratifico-que-el-glifosato-de-las-fumigaciones-puede-provocar-cancer/