domingo, 29 de marzo de 2015

Hay que pegarles un tiro

Esta nota comienza cuando uno lee las amenazas contra los ambientalistasnora toia opinión


Hoy los municipios concentran poder; poder judicial, policial, político  y social.  Hoy los municipios concentran el negocio de la obra pública, la libertad para operar sobre la salud de la población permitiendo la contaminación en todas sus acepciones y por lo tanto se gobierna mintiendo y alguien lo tiene que decir.   Intendentes, jueces y concejales ya no son representantes de la salud pública y la lucha contra el avasallamiento de los derechos; acaso somos víctimas de lo que se cocina a espaldas de la representación que las comunidades les diera con el voto.
Aquí empiezan los negocios de muchos intendentes de la provincia de Buenos Aires, ligados al modelo agroindustrial que firmara  Felipe Solá, cuando era ministro de Menem.
Podremos escribir sobre la química contra la historia y la memoria; la química contra la salud y la vida; la química y la desertificación; la soja y el dengue; la  química y los defensores de los agroquímicos que se organizan para saquear la salud;  y sobre La química y la complicidad con el  poder.
Pero esta nota comienza cuando uno lee, estas amenazas contra ambientalistas, ONGs y proteccionistas:
“Que burros que son estos ambientalistas, hay que pegarles 1 tiro a cada uno”…o “los van a desaparecer como lo hacían en la dictadura”, y aquí surge la desertificación del alma tan temida, la indiferencia.
A los argentinos cumplir con la ley nos cuesta, y mientras sigue el debate, la gente enferma; mientras el discurso protege a las fumigaciones, los niños enferman y otros pierden la vida. Mientras se violan los espacios aéreos desde pistas clandestinas de aterrizaje para fumigar sobre la población y las escuelas, desde el poder se los protege y los productores impunes son defendidos por los intereses de la región.
Se gobierna mintiendo en la Provincia de Buenos Aires igual que en Córdoba que le ha costado la pérdida del 95% de sus bosques nativos y de acuíferos y hoy vemos que no pueden parar las inundaciones como consecuencia de producir estas  embestidas contra la naturaleza; se gobierna y no se dice, entre otras cosas  que el dengue es producto de la sojización.
Se fumiga contra la ley, porque este negocio pone en el centro del tema a los intendentes que tienen muchas has para cultivo de soja y necesitan complicidades de ingenieros agrónomos, fumigadores y del poder judicial
La vida no vale nada a estas alturas. Hay un gran desconocimiento sobre el impacto que sobre la salud se produce con los Agrotóxicos, o agrocidas, y no porque no se levanten banderas legítimas en todo el mundo, mientras la gente sigue enfermando por agroquímicos prohibidos.
Las empresas ubicadas cerca de los puertos, y los puertos mismos no son menos culpables de la contaminación de nuestra agua, de nuestro aire, de nuestra humanidad empobrecida y empequeñecida por un poder que no retrocede.  Contaminación dolosa es la figura por la cual se han logrado avances jurídicos, pero para eso hacen falta jueces probos, hombres de la ley que no teman a la justicia divina por avalar enfermedad y muerte.
La vida no vale nada para estos poderosos que se creen dueños de las vidas que empobrecen y dañan hasta la discapacidad. Otro tema que nos debería doler a muchos pero que atrae poca atención en el colectivo social, hasta que una enfermedad dispara contra todos los pronósticos que se defendían o se ignoraban, o se miraban de costado.
La indiferencia mata, a la larga también mata y en peor grado que los agrotóxicos y sus telarañas de poder teñidas de muerte.
Alerta, estas amenazas no deben quedar en la nada.  Argentina, te miramos.
Fuente:  http://diariosn24.com/?p=4268

No hay comentarios:

Publicar un comentario