miércoles, 25 de septiembre de 2013

Campaña “Paren de fumigar”

REGIONAL I 25/09/13
I
Campaña “Paren de fumigar”
La campaña “Paren de fumigar”, centrada sobre todo en escuelas que de tanto en tanto son víctimas de fumigaciones masivas sin discernir si hay o no alumnos, dio  a conocer un comunicado dentro del foro taller relacionado con la ley de agrotóxicos.
 El documento asegura que el modelo de agricultura industrial sostenido en la siembra de semillas genéticamente modificadas y la aplicación de herbicidas y fertilizantes, no ha sido evaluado de manera integral en sus efectos sobre la salud de las personas ni tampoco en las consecuencias socio-ambientales que genera. Después de casi 20 años de práctica y desarrollo se podría verificar que no es ambientalmente sustentable, ni económicamente rentable.
 Existe suficiente evidencia científica -tanto de campo como de laboratorio- demostrativa de las numerosas enfermedades agudas (alergias, afecciones en la piel, vías respiratorias, etc.) y crónicas (cáncer, infertilidad, malformaciones, abortos espontáneos y otras) que genera el uso de agrotóxicos.
 Numerosos testimonios recogidos y comprobaciones propias permiten afirmar que las prácticas que requiere el modelo de agricultura industrial se realizan violando e incumpliendo la constitución, las leyes y disposiciones vigentes, de tal manera que ya han sido condenados judicialmente aplicadores y propietarios de campos por esta causa. Observaron que el control del Estado es escaso, deficiente y en muchos casos nulo.
 Existe legislación, y las propias constituciones del Estado nacional y provincial, son lo suficientemente claras y precisas en cuanto a las acciones a realizar en resguardo de la vida y el ambiente. Como cualquier otra actividad que pueda afectar la salud y/o el ambiente, los monocultivos industriales, que requieren la aplicación de herbicidas y fertilizantes, según la ley General del Ambiente (número 25.675/02), estará sujeta a un procedimiento de evaluación de impacto ambiental previo a su ejecución.
 La toxicidad (Bandas Verde, Azul, Amarilla y Roja) de los plaguicidas utilizados en la agricultura industrial está medida a través de la dosis letal 50 (DL-50), establecida en 1927 y que sólo muestra capacidad letal, es decir qué cantidad del producto es necesaria para matar, generalmente a ratas de laboratorio de determinado peso. No considera los efectos crónicos de la sustancia.
 Los planes oficiales de Promoción de la Salud y los de Formación Docente no incluyen los riesgos a la salud que implica el uso de agrotóxicos.
 El uso y aplicación de agrotóxicos está regulado por los ministerios de Agricultura y Producción sin participación de las áreas de ambiente y salud.
 La utilización de palabras como “agroquímicos, defensivos, fitosanitarios, agentes de protección de cultivos, agentes para contingencias” para referirse a los pesticidas utilizados en la agricultura industrial pretende suavizar, minimizar, distorsionar conceptos. Vemos en el diccionario de la RAE el significado del vocablo “cida”: -cida. (Del lat. -cida, de la raíz de caedĕre, matar).
1. elem. compos. Significa ‘matador’ o ‘exterminador’. Herbicida, insecticida.
Para decirlo sin vueltas: el glifosato y los demás plaguicidas utilizados en estas prácticas agroindustriales son venenos.
Las alternativas para producir alimentos sanos y frescos para todos sin la necesidad de utilizar el paquete tecnológico de transgénicos y agrotóxicos, existen y están probadas a través del tiempo.
Recientes y exhaustivas investigaciones del reconocido ETC Group muestran“…cómo los productores campesinos e indígenas del mundo, que suman aproximadamente 3 mil millones de personas —rurales y urbanos, pescadores y pastores— no sólo alimentan a la mayor parte de la población del planeta, sino que crean y conservan la mayoría de la biodiversidad global.
 La cadena industrial de producción de alimentos, en contraste, utiliza el 70 por ciento de los recursos agrícolas para producir únicamente el 30 por ciento de las provisiones alimentarias globales.
 “Estas son algunas de las cuestiones planteadas en el Foro que promovimos, las que nos llevan a pensar la necesidad de un debate más amplio en todos los sentidos posibles. Entendimos que podemos y debemos revisar no sólo la regulación de los agrotóxicos, sino el modo de producción agropecuaria en un sentido más amplio y para ello es imprescindible la participación de la ciudadanía, de este modo creemos necesarios valernos del artículo 19 y 20 de la ley General del Ambiente que determinan:
 Art.19: Toda persona tiene derecho a ser consultada y a opinar en procedimientos administrativos que se relacionen con la preservación y protección del ambiente, que sean de incidencia general o particular, y de alcance general.
 Art. 20: Las autoridades deberán institucionalizar procedimientos de consultas o audiencias públicas como instancias obligatorias para la autorización de aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y significativos sobre el ambiente.
El modelo de agricultura industrial sostenido en el paquete tecnológico de transgénicos-agrotóxicos-siembra directa se impuso a través de procedimientos administrativos impulsados por la corporación Monsanto, sin ningún tipo de consulta ni participación de la ciudadanía.
Hoy luego de casi 20 años de desarrollo y con otras empresas multinacionales (Bayer, Syngenta, Grobocopatel, Cargill, etc.) que se han incorporado reproducir y fomentar el agronegocio se hace cada vez más urgente evaluar sus consecuencias y ponerlas a consideración de quienes las soportamos”.


Fuente: AIM 

1.700 hogares holandeses compran su propio aerogenerador y establecen un nuevo récord mundial de crowdfunding

24 septiembre 2013 - 19:32 - Autor: 



Parece ser que cuanto más baratas y eficientes son las energías renovables, más obstáculos les ponen para que no levanten cabeza. Por eso resulta un verdadero soplo de aire fresco (y más hoy que sube la luz) que Windcentrale, una compañía eólica holandesa que facilita las compra cooperativa de aerogeneradores, haya logrado en un tiempo asombroso de apenas trece horas1,3 millones de euros gracias al crowdfunding, vendiendo a 1.700 hogares las 6.648 acciones de un molino eólico, convirtiéndose así en el proyecto que más apoyo económico recibe en menos tiempo en la historia del crowdfunding hasta el momento.
Durante los siguientes 12 años, estos nuevos “cooperativistas del viento” recibirán su propia energía sostenible a partir de una turbina eólica a gran escala, pues compartirán conjuntamente el aerogenerador. Y ya hay una larga lista de espera de varios miles de personas que han expresado su interés en futuras opciones de compra.
Las “acciones del viento”, como las han bautizado, se vendieron individualmente o por lotes a 200 euros cada una y cada acción corresponde aproximadamente a 500kWh de electricidad al año (el consumo anual medio de los hogares en los Países Bajos es 3500kWh). Además del precio de compra, los accionistas tendrán que pagar una tarifa de 23 € por año para el mantenimiento del aerogenerador, que está levantándose en Culemborg, en el centro de los Países Bajos, y que ha sido fabricado por la empresa Vestas (es un modelo V80 de 2 MW).

Por cada molino eólico que vende Windcentrale establece una cooperativa; y cada cooperativa tiene un contrato separado con Vestas, que mantiene las turbinas. La electricidad se vende a la compañía energética Greenchoice, que se fundó en 2003 como uno de los primeros competidores verdes a los principales servicios públicos holandeses y que ahora cuenta con más de 350.000 clientes. Los propietarios serán capaces de monitorear la velocidad del viento y los niveles de producción de electricidad en tiempo real, utilizando una aplicación de smartphone, para que no haya trampa ni cartón.
Fundada en 2010 por Harm Reitsma y su socia Anne Janssens, Windcentrale puso en marcha su programa de compras de aerogeneradores en el verano de 2012, con la venta de acciones de dos turbinas de viento en el norte de Holanda. Les llevó cuatro meses y medio encontrar 5.200 hogares que compraran 20.000 acciones de esos dos molinos de viento.
Esta vez, gracias al crowdfunding, tardaron sólo unas horas y están abrumados por esta reacción entusiasta del respetable, algo que demuestra que la gente realmente quiere energía renovable. Por lo menos en Holanda. “Las personas que son dueños de un aerogenerador quedan en general muy contentos con él”, afirma la pareja, mientras aseguran que todos los informes sobre la energía sostenible en los Países Bajos coinciden en que la energía eólica es la forma más barata de producir energía renovable en esa zona de Europa.
Para hacer calar esa idea, Windcentrale compra turbinas que tienen varios años de edad – por ejemplo, los aerogeneradores de Vestas se fabricaron en 2005 – a empresas de energía, entidades financieras y promotores de proyectos. Y se dedica a cambiar la percepción de los consumidores para llevarlos un campo más verde, pues se han dado cuenta que muchas personas se oponen a los molinos eólicos debido simplemente a la desinformación. Y la mejor manera de ganárselos es mostrar a la gente los beneficios:
“Si piensas que una turbina eólica no produce apenas energía, o si la ves en el paisaje y piensas que es fea, cuando sepas que tres mil hogares obtienen energía a partir de ella, tendrás una mejor comprensión sobre esta energía y pensarás diferente al respecto”
La próxima subasta de Windcentrale tendrá lugar el próximo domingo. Que los vientos les sean propicios en su idea de llevar la energía verde y barata a todos los hogares que la quieran.
Fuentes y declaraciones:  Windcentrale y PRNewswire. Vía: RFDTV.

lunes, 23 de septiembre de 2013

FIJATE: TE ESTAN HACIENDO ADICTO A VENENOS SIN QUE LO SEPAS





FIJATE EN LA ETIQUETA DE LO QUE ESTÉS CONSUMIENDO, CALDITOS , JUGOS, GALLETITAS, HAMBURGUESAS Y TODO LO QUE SE TE OCURRA.
SI DICE GLUTAMATO MONO SÓDICO Ó E-621 TE ESTAN DANDO UNA EXITOTOXINA QUE TE FIDELIZA A ESE PRODUCTO Y ADEMAS TE EXPONE A DIABETES, CANCER , OBESIDAD INFANTIL, OBESIDAD DE ADULTOS, DEPRESIÓN,  Y OTRAS ENFERMEDADES LETALES







Fuente:  http://www.fundavida.org.ar/web2.0/2013/09/23/fijate-te-estan-haciendo-adicto-sin-que-lo-sepas/

miércoles, 18 de septiembre de 2013

NUESTRA GUERRA QUIMICA

Editorial del sábado 14 de septiembre de 2013 en el Programa Horizonte Sur.

Avion fumigador
A finales del año 2006, en el prólogo al primer informe sobre Pueblos Fumigados que entregamos alguna vez y con prioridad, en el despacho de la Presidencia de la República, decíamos: “La creciente expansión de los monocultivos de soja RR ha barrido con los cinturones verdes de morigeración de los impactos, que rodeaban los pueblos. Estos corredores estaban generalmente constituidos por montes frutales, criaderos de animales pequeños, tambos y chacras de pequeños agricultores. Ahora los monocultivos llegan a las primeras calles de las localidades y las aerofumigaciones impactan en forma directa e inmisericorde sobre las poblaciones. Las máquinas fumigadoras se guardan y se lavan dentro de las zonas urbanas contraviniendo toda norma de prevención, los aerofumigadores suelen decolar de los aeroclubes de las propias localidades y cruzan los pueblos chorreando venenos cuando se dirigen o cuando retornan de sus objetivos sin que la autoridad municipal lo impida. Los granos se almacenan por razones de comodidad de los sojeros, en enormes silos ubicados generalmente en zonas céntricas de los pueblos, y diseminan con el venteo de los granos partículas tóxicas que afectan el corazón de las pequeñas urbanizaciones. Caravanas de miles y miles de camiones cargados de porotos cruzan los pueblos ribereños hacia los puertos, dejando a su paso regueros de muerte en las poblaciones que viven a orillas de las rutas”.
Luego continuábamos: “La agricultura industrial de la soja es sinónimo de desmontes, degradación de suelos, contaminación generalizada, degradación del medio, destrucción de la Biodiversidad y expulsión de poblaciones rurales. Sin embargo, puede haber consecuencias aún mucho más horrendas. Creemos haber descubierto a partir del caso de las madres del barrio Ituzaingo, los elementos necesarios para confirmar una vasta operatoria de contaminación sobre miles de poblados pequeños y medianos de la Argentina. Se esta configurando una catástrofe sanitaria de envergadura tal, que nos motiva a imaginar un genocidio impulsado por las políticas de las grandes corporaciones y que solo los enormes intereses en juego y la sorprendente ignorancia de la clase política logran mantener asordinado. El cáncer se ha convertido en una epidemia masiva y generalizada en miles y miles de localidades argentinas y el responsable es sin lugar a dudas el modelo rural”.
“Las anécdotas de tanto dolor que hemos recogido en estos días superan la capacidad en nosotros de registrar tanto sufrimiento. En un momento dado renuncié a visitar a una enferma de ELA a que me invitaban sus hijos hombres que la cuidan amorosamente. El ELA es una esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neuromuscular progresiva similar a la que sufre el científico Stephen Hawking, afección de la que los familiares insistían en responsabilizar a las fumigaciones habidas años atrás, cuando comenzó en la zona el boom de la Soja. Este tipo de males y otros que reconocimos en la zona, responden sin duda, a un hábitat enfermo, un hábitat en que debido a las fumigaciones, es decir, a los tóxicos y disruptores hormonales que se asperjan continuamente, causa el desplome de los sistemas inmunitarios de la población, a la vez que genera en los ecosistemas microbianos, desequilibrios y disturbios que propician la generación de patógenos y la multiplicación de elementos de descomposición incompleta en el suelo”.
“Aceptemos que no puede haber una población sana en un hábitat enfermo, un hábitat en que el hombre vive sobre un suelo donde las colonias de bacterias con capacidad de humificar, o sea de digerir e incorporar, los restos orgánicos, tanto animales como vegetales, están seriamente disminuidas; donde la tierra está contaminada y las lombrices han desaparecido. La erisipela y otras infecciones que pudimos comprobar en el entorno humano, las neumonías, los problemas oculares, las diarreas intestinales, así como los casos de espina bífida de que nos hablaron, y en general las malformaciones congénitas en niños que se han convertido en una pesadilla, son por ello la consecuencia directa o indirecta de las fumigaciones y por lo tanto del modelo industrial de la Soja, no importa cuál haya sido la causa desencadenante de la patología visible. Los procesos de putrefacción incompletos del suelo, resultado de los desequilibrios profundos en la química y en la vida microbiana, y consecuencias de la contaminación, son generadores de complejos procesos de muerte, y atentan en forma persistente contra la vida del ecosistema en todas sus manifestaciones”. Repetimos, dijimos esto en el 2006 y además, se lo informamos a las máximas autoridades del Gobierno. No pueden decir que no lo sabían.
Algo más tarde, en febrero del 2007, desde los micrófonos de la Radio Nacional y a propósito de un viaje que realizáramos por las localidades del sur de la Provincia de Entre Ríos, decíamos: “Y como si algo faltara para consumar estas batallas cósmicas del GRR en que sólo nos falta el arcángel justiciero para ayudar a que acosada por los procesos de muerte y de devastación logre sobrevivir la vida, debemos decir que en medio de tanto dolor y de tanto capitalismo salvaje y globalizado, reencontramos nada menos que a uno de los exponentes más crueles y aprovechados del modelo de la Soja: me refiero a nuestro viejo conocido Gustavo Grobocopatel. Sí, Grobocopatel, el dueño de la empresa Los Grobo, el sojero mayor de la Republiqueta, aquel que organizara en Venezuela junto con el Ingeniero Carlos Cheppi, Presidente del INTA, la exposición de maquinaria agrícola conque pagamos los primeros fuel oil que nos enviara el presidente Chávez, el mismo que una vez nos interrumpiera un debate en Carlos Casares gritándonos que la Soja es bolivariana, y que resultó ser el dueño de uno de los pooles de soja mayores de esa zona del departamento de Concepción del Uruguay. Sus flotas de centenares de camiones se llevan en cada cosecha la riqueza y los nutrientes del suelo entrerriano, para sus inmensos silos en la Provincia de Buenos Aires y luego de marcar las pautas de la agricultura industrial que, con escarnio para nuestra inteligencia, él gusta denominar como “el poder del conocimiento”, deja detrás de sí un escenario inenarrable de contaminación, de devastación y de muerte”.
Y continuábamos diciendo en nuestro Editorial: “Los sojeros, los pooles y los políticos que los respaldan y les aseguran las reglas de juego, han transformado a esos pequeños pueblos antiguamente paradisíacos en un infierno difícil de describir. Han condenado a la vez, a las poblaciones y en especial a las generaciones futuras a un destino pavoroso. No tienen justificación alguna. No tienen perdón tampoco las autoridades y los funcionarios en su actual indiferencia, en la impunidad que les aseguran a los fumigadores y en la rentabilidad que le aseguran a las Corporaciones que producen los tóxicos. No tiene justificación ni perdón la progresía en ese entusiasmo por transformarnos en un país productor de Biocombustibles, en que todos y cada uno de los actuales problemas, habrá de multiplicarse exponencialmente hasta lo impensable…”
En junio del 2009, insistíamos en carta ante la Presidencia diciendo: “Señora Presidente, conforme usted seguramente habrá tomado conocimiento a través de los diversos medios públicos de la Argentina, en los últimos tiempos han trascendido serios cuestionamientos en relación con la aprobación de los agrotóxicos que se vienen utilizando en la producción agrícola de nuestro país. Nuestras voces de alarma respecto a estos hechos se han anticipado en años a estos cuestionamientos actuales, tanto como GRR, y ello consta en nuestra propia página Web, como particularmente lo he venido haciendo desde el Programa Horizonte Sur que conduzco en Radio Nacional AM los días Domingos a las once horas. Lamentablemente, nuestras voces se han visto tristemente corroboradas en los actuales momentos, por la opinión de expertos, los que, con honestidad y valentía, han puesto las cosas en claro en punto a denunciar que muchas de las sustancias agrotóxicas se habrían aprobado de un modo al menos temerario, sin las suficientes comprobaciones necesarias para resguardar de forma conveniente y segura las salud de las poblaciones que, durante años fueron expuestas a estos venenos, así como de los diversos ecosistemas que dan sustento a la vida en sentido integral. Todo ello consta asimismo en el INFORME SOBRE PUEBLOS FUMIGADOS que le hiciéramos llegar oportunamente y que, puede hallarse en la página Web del GRR. Que, deseo recordar a usted, que, estos procesos que me permitiría considerar como de irregular aprobación, han sido realizados en la órbita del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, SENASA”.
Y luego, añadíamos: “Que, surge a consideración la posibilidad que los funcionarios hubiesen actuado en los marcos de un espectro probable que va desde la negligencia o el desconocimiento de las implicancias y proyecciones de sus acciones, hasta la presunta lenidad en el cumplimiento de sus funciones o acaso la eventual connivencia con las empresas. Lo cual de solo poder ser imaginado o aún sospecharlo, nos parece gravísimo, en particular, en materia tan trascendente para la salud pública como de la que se trata. Que si se me consiente esta aseveración Señora Presidente, resultaría oportuno, urgente y necesario, que usted disponga la inmediata intervención del organismo en cuestión, a fin de deslindar responsabilidades y reordenar y revisar toda la legislación administrativa prohijada en esa dependencia, al menos desde la aprobación de las primeras semillas modificadas genéticamente y los tóxicos que las acompañan”.
La única respuesta del Poder a estas numerosos apelaciones, fueron el silencio en primer lugar y luego, el que después de casi seis años de trabajo radial, nos expulsaran de la Radio Nacional. También fueron lamentablemente, las de conseguir sumar al movimiento de los pueblos fumigados, muchas de las internas del campo progresista, tales como las de responsabilizar con impudicia tan solo a la Mesa de Enlace, por las consecuencias habidas sobre las poblaciones, del modelo de país que ellos gobernaban. Habitualmente, se porfiaba en esos tiempos, negar no ya el genocidio que denunciábamos, sino la mera posibilidad de que hubiese impactos importantes de las tecnologías agrícolas. Pero lo que era peor todavía, se nos negaba, desde posiciones de incredulidad y desconfianza hacia quienes lo afirmábamos o tal vez hacia la mera posibilidad de poner en duda la fiabilidad del camino elegido hacia el crecimiento. En algunos casos y para quitar del medio esa fantasmal postmodernidad que para el común expresábamos con nuestras denuncias sobre desvaríos y exacerbaciones, se nos pedían pruebas que, por otra parte, habrían resultado absolutamente irrelevantes e innecesarias, porque bastaba con recorrer las provincias para evidenciar la ausencia de fauna silvestre y bastaba recorrer los pueblos para comprobar el altísimo porcentaje de niños nacidos con deformaciones. Sin embargo y como si solo pudiera verse lo que se quiere ver, se naturalizaban las consecuencias del modelo sojero y en algunos casos, en ámbitos urbanos, los expertos en trabajo social se preguntaban graciosa y de manera hipócrita por la razón de los altísimos índices de discapacitación en la Argentina, sin poder hallar alguna respuesta que los conformara…
Nos convencimos que la sojización y los procesos biotecnológicos y de extrema contaminación que la acompañaban, interpelaban de una manera inadmisible para el común, su precaria conciencia desolada de habitantes del país campamento que habían elegido, al decir tanto de Héctor A. Murena como de Rodolfo Kusch, la urbanización y los no lugares, como refugio para su crispada necesidad de llegar a ser alguien. Sí, nos convencimos que no estábamos denunciando solamente las consecuencias del modelo de los Agronegocios y de la Sojización transgénica compulsiva, sino que estábamos exponiendo la irreparable colonialidad de un modo de ser argentino. Era sin dudas eso lo que debíamos revisar, nuestra propia existencia en América, desde ese arraigo a la tierra que habíamos perdido o que no habíamos logrado tener, hasta ese rostro común y solapado del mestizaje, un rostro que tal vez, no había llegado la hora de exponer, tal como nos lo había enseñado alguna vez Rofolfo Kusch y ahora el zapatismo en Chiapas.
Hoy, cuando el mundo entero se conmueve por las atrocidades de la guerra química y cuando el mayor esfuerzo internacional se destina a impedir el ataque norteamericano a Siria y probablemente la guerra que ello pueda provocar y que alcanzaría límites insospechados, nosotros queremos recordar que la Argentina, vive desde hace muchos años, su propia y vernácula guerra química, con aproximadamente unos 300 millones de litros de tóxicos que son arrojados cada año sobre sus poblaciones y su territorio, con la aprobación de la propia clase dirigente y con el respaldo de Corporaciones como Monsanto y como Syngenta. En nombre del Progreso y del Crecimiento, y para lograr cada vez mayores rindes en la agricultura y aumentar las exportaciones, somos permanentemente bombardeados con venenos de todo tipo y a diferencia de los conflictos bélicos reconocidos, pareciera que, carecemos del reconocimiento mínimo que les cabe a las víctimas que son objeto de los llamados daños colaterales en las guerras modernas.
Jorge E. Rulli

martes, 17 de septiembre de 2013

OGM(Organismos Geneticamnte Modificados) alerta Mundial.



Presentacion del estudio mas largo realizado al Maiz Transgenico de Monsanto, durante 2 años 200 ratas fueron alimentadas con maiz transgénicos, el famoso pesticida Roundup y ambas cosas juntas y ahora llego el momento de develar la verdad. Los tumores que presentan estas ratas son inmensos, todos los estudios anteriores fueron realizados por la misma empresa fabricante o bajo su supervision y solamente durante 3 meses, en ese primer periodo las ratas no presentan problemas sino que aparecen despues. El 19 de Septiembre a las 15 horas, la muy seria revista americana "Food and Chemical Toxicology" - que es una referencia en materia de toxicología alimentaria- Ha publicado los resultados del experimento realizado por el equipo del francés Gilles-Eric Séralini, profesor de biología molecular de la universidad de Caen. Pulverizando en efecto lo que hasta ahora era una verdad oficial: la inocuidad del maíz genéticamente modificado.
Fuente. http://www.youtube.com/watch?v=1G9MDdwtRns

domingo, 15 de septiembre de 2013

Un fuerte debate acerca de la industria alimentaria y la salud

 La periodista envió una carta a los medios, en ella aclara cada crítica del médico especialista en temas de obesidad. Entre otras cosas, le respondió que el uso de dióxido de amonio para lavar carne por parte de Mc Donald fue real.


EL LIBRO “MALCOMIDOS” PONE EL FOCO EN LOS DIVERSOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS, DOMINADOS HOY POR LA ARTIFICIOCIDAD.

¿Qué comemos y por qué? ¿Qué efecto pueden tener los alimentos sobre los seres humanos? Estas preguntas dispararon el libro “Malcomidos” (Planeta), de Soledad Barruti. Se trata de un texto duro y a la vez esperanzado, que fue objetado recientemente en algunos puntos por el mediático doctor Alberto Cormillot, en un programa de Radio Mitre. En su libro, Barrutti desarrolla una exhaustiva investigación periodística para desplegar el extenso mapa alimentario de la Argentina en un contexto global en el que abundan las denuncias sobre los estragos del actual sistema de producción de alimentos. La autora recorrió durante años feedlots de la Pampa Húmeda, criaderos en Entre Ríos, plantaciones en el Gran Buenos Aires, desmontes en Chaco y otros escenarios clave en la elaboración de productos que terminamos llevándonos a la boca y que casi nunca son tan “naturales” como creemos. Ante las críticas de Cormillot, Barrutti envió a los medios una carta abierta en la que responde, punto por punto, cada comentario del médico especializado en temas de obesidad.
“Escribo esta nota en relación a los 12 minutos que dedicó (Cormillot) en un programa de Radio Mitre a desmentir cosas que yo no digo, negar otras que están repletas de pruebas y papers, y a abordar de un modo tan liviano como confuso cuestiones que hacen a la salud de todos”, comienza diciendo Barrutti. A continuación, refuta las apreciaciones del médico citando datos sobre su investigación. Sobre la refutación de Cormillot de que “Jamie Oliver dijo que Mc Donalds lavaba carnes con dióxido de amonio, cosa que después Mc Donalds demostró que no”, la autora aclaró: “Eso no es cierto. Mc Donalds cambió su proveedor luego de perder el juicio que había iniciado contra Oliver, ya que el cocinero demostró que el proveedor de Mc Donalds lavaba partes de la vaca no aptas para el consumo humano”.
Sobre la puesta en duda de Cormillot acerca de que el maltrato animal tenga algún efecto sobre la salud, Barrutti respondió: “La evidencia en el daño que los sistemas de producción de alimentos generaran en nuestra salud se centra en cuestiones científicamente estudiadas (en materia de salud por ingesta y por cuestiones medioambientales) no por mí sino por científicos de distintas organizaciones en todo el mundo. El eje está puesto en la contaminación por un lado y en la mayor cantidad de grasas saturadas y menor cantidad de ácidos grasos buenos que provoca la cría intensiva, también en la proliferación de integrones que se han encontrado en los espacios de producción animal. Es imposible negar que un animal estabulado comiendo todo el día un alimento que para su organismo resulta antinatural (granos, antibióticos, aceites) no tiene la misma composición química que un animal que camina, recibe la luz del sol y come alimento orgánico como pasto. Al igual que una persona comiendo durante meses sin parar bizcochos parado junto a una pared no daría en análisis los mismos resultados que otra que se mueve libremente, descansa lo necesario y come lo que su metabolismo precisa”.
Sobre la soja transgénica y los aditivos
Con respecto a la soja transgénica, Soledad Barruti aclaró: “Los problemas que atiendo en el libro sobre ese producto no tienen que ver sólo con la salud, sino también con cuestiones de índole social, medioambiental, económica. Es imposible resumir acá la tragedia que significa la soja transgénica en nuestro país. Y es lamentable que, como profesional de la salud -le dice a Cormillot-, no haya seguido de cerca los tremendos efectos que tuvo la ingesta de esta variedad de soja forrajera en niños cuando fue incorporada a planes sociales a fines de los 90”.
“Sobre la relación entre aditivos y obesidad -continúa diciéndole a Cormillot- me gustaría acercarle una recomendación: Fat, Sugar and Salt, del periodista ganador del Pulitzer, Michael Moss (se consigue por Amazon). Los aditivos inciden en la obesidad en el momento en que instan a seguir comiendo. Es algo absolutamente estudiado por la industria. Tan es así que frente a la pandemia de obesidad y sus consecuencias, actualmente ceos de grandes compañías como Kraft y Coca Cola están saliendo a hacer arrepentimientos públicos en los que confiesan cómo la industria busca esa adicción manipulando ingredientes químicos de los que nada sabemos. Es grasa, es azúcar, es sal y es harina refinada. Pero también es jarabe de maíz de alta fructosa, es cafeína, son texturas estudiadamente adictivas”. “Con respecto a la comida orgánica y el uso de agroquímicos, usted dice que no se ha demostrado que en nuestro país existan violaciones a las regulaciones. Eso es más que falso. No hay una ley nacional que diga de qué modo se deben realizar aplicaciones”, sostuvo Barruti.