domingo, 18 de mayo de 2014

EN TEMAS AMBIENTALES SOMOS LOS REYES DEL DOBLE DISCURSO

Hace apenas una semana celebrábamos las opiniones del presidente de la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, Ricardo Lorenzetti, referidas a su visión sobre nuestra clase política que él calificó como primitiva respecto de los temas ambientales.
La prematura muerte de Andrés Carrasco, uno de los científicos más importantes de Argentina desnudó otra realidad asfixiante en línea con las observaciones de Lorenzetti: somos una sociedad acostumbrada a un festín de corrupción y complicidad con los intereses que nos están saqueando a cambio de treinta denarios, que no duda en destruir a las mejores mentes que se arriesgan a cuestionar este modelo que nos es impuesto y que inexorablemente destruirá nuestros recursos naturales, nuestra esperanza y nuestro futuro.
Una semana después, el mismo Lorenzetti confirmó pertenecer a la misma clase de dirigentes que denostó con sus calificativos, al conceder la Corte que  preside la prescripción de la causa penal que se venía sustanciando contra Oscar Aguad por haberse robado sesenta millones de dólares de la municipalidad de Corrientes, cuando fue interventor durante el gobierno de su correligionario De la Rúa.       
Oscar Aguad es un ladrón, eso lo saben todos, pero la Corte lo libró de la pena que le corresponde no por considerarlo inocente, sino por un tecnicismo legal que habilitó la prescripción de la causa.      Simplemente porque Aguad, con la astucia de los delincuentes de guante blanco, supo ubicarse en el Consejo de la Magistratura que, oh casualidad, en este mismo momento está tratando el presupuesto del organismo que lo acaba de indultar.
Los dichos de Lorenzetti que nos entusiasmaron haciéndonos pensar que podrían ser el inicio de una revisión de visiones y conductas que nos están condenando, ingresaron en apenas una semana en al archivo del doble discurso de una dirigencia que se hunde cada vez más en las marismas de nuestra historia negra.
Y no es un mal que nos afecte solamente a nosotros, por estos días hemos asistido incrédulos al periplo internacional de nuestro vecino, el presidente uruguayo, que ha sido paseado como un personaje de sainete por tribunas de Estado Unidos, mostrando como único y excepcional atributo el ser una persona austera y honesta.
Las condiciones por las que es alabado en todos los estrados de los países del norte han pasado a ser, por la decadencia de nuestra cultura, en la más clara muestra de nuestra declinación.
El ser austero y honesto debería ser una condición sine qua non para acceder a la posición que rige los destinos de una nación, sin embargo en esta agotada civilización actual se han transformado en una rareza digna de ser destacada, aunque en el ejercicio de las responsabilidades otorgadas por la sociedad se traiciones una y otra vez la confianza delegada por sus electores incumpliendo todas las ilusiones que los convencieron de votarlo.
Mujica llegó al poder con tres promesas: educación, seguridad y medio ambiente, tres áreas que durante su gobierno permanecieron en la columna del debe.
En educación su pedido al presidente Barak Obama de que le envía a su país a profesores para “formar” los maestros orientales nos exime de cualquier comentario acerca de la evidencia de su fracaso
En seguridad ni siquiera pudo resolver el criminal atentado que sufriera el Fiscal Enrique Viana Ferreira a quien le dispararon tres tiros en las piernas en la puerta de su casa para amedrentarlo por su postura en defensa de los ideales abandonados del Uruguay Natural.   Y su respuesta al problema de las drogas es una controvertida decisión de legalizarlas, como única estrategia.
En Medio Ambiente, incumplió todas las promesas, empezando por la que nos hizo cuando aseguró a una delegación de la Asamblea que si Botnia contaminaba la cerraba,  para luego habilitar la instalación de una pastera más grande aún, Stora Enso en Colonia.               Y ahora promueve una tercera en las nacientes del Río Negro, tributario del Río Uruguay, mientras hace lobby para la minería a cielo abierto en Aratirí.
Como premio los países que han sido autorizados por Mujica a saquear el suyo lo pasean ahora por sus estrados sobreactuando su papel de gaucho pintoresco que tanto los divierte, en tanto y en cuanto se muestre dócil hasta la exasperación en la aceptación de sus planes.


Para completar el panorama su sucesor probablemente será Tabaré Vázquez, el que anunció que no permitiría que trajeran a su país las industrias basura del norte rico para luego habilitar la primera planta de celulosa.                    Que culminó su obscena sumisión a los intereses del saqueo solicitando una absurda y patética alianza militar a EEUU para enfrentar en una guerra a nuestro país, por Botnia.

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